14 mai 2014

Tipografía canalla (continuación)

Siempre cree uno que lo ha visto todo en materia tipográfica y editorial. Pues no, salta a la vista. Y como ocurre en estos casos: he aquí la prueba de que el surrealismo no pasó de ser un juego de escolares, lejos de llegar adonde llega lo real.

Alfeo Amaldi, Me corté la lengua. Ediciones Javierianas. Madrid, 1963

6 commentaires:

  1. Además de fea da grima: así, sin acento, parece que le estuviera dando una orden al chacinero. Solo le falta añadir cómo la quiere, si fina o gorda, para rebozar.

    RépondreSupprimer
  2. Qué ejemplo el de don Alfeo.
    Ultimamente ya nadie se corta. Nada. Ni un pelo.

    RépondreSupprimer
  3. La biblioteca fantasma – reseñas de libros viejos – 2005-2012:

    http://bremaneur.wordpress.com/2007/10/11/me-corte-la-lengua/

    Emaldi, Alfeo. Me corté la lengua. 3ª ed. Madrid: Ediciones Javerianas, 1963. 186 p.

    “… misionero javeriano… Poco después se va a China como misionero. Es el año 1926… Emaldi, miope [portava occhiali spessi come fondi di bottiglia], se dedica a bautizar paganos por las aldeas, que recorre incansablemente [en tren y] bicicleta. Las anécdotas que relata muestran a un misionero miope y algo burlón que pese a no creer excesivamente en los diablos logra llevar a cabo un exorcismo movido por la fe.

    … El 16 de noviembre de 1951 comienzan a interrogarle. Pretenden declararle enemigo del comunismo y tratarán de sonsacarle quiénes son los traidores que se han confesado con él. “Si hablaba, sería un traidor. Decenas de hombres y de mujeres habrían ido a la muerte o a prisión perpetua por mi culpa”. Después de presionarle de nuevo para que escriba, Alfeo Emaldi toma una sorprendente decisión, basada en la máxima del Evangelio: “Si tu mano te escandaliza, córtala; si tu ojo te estorba, sácatelo… es mejor ir al cielo con un ojo que al infierno con los dos…” En el bolsillo de su traje chino encuentra casualmente una cuchilla. Prueba a hacerse un corte en la lengua y ve que no siente dolor, así que al final se da un tajo definitivo. “De mi boca saltó un chorro de sangre que fue a caer a más de un metro de distancia. No cabía duda, había cortado la arteria lingual”. Está a punto de morir desangrado, pero logran pararle la hemorragia, lo que no obsta para que sigan las coacciones destinadas a la delación. Sorprendente: pese a no tener lengua, el padre Emaldi puede seguir hablando. Le obligan a firmar un documento donde se declara a sí mismo opositor del comunismo. La pena es el destierro. Veintiséis años después, el sacerdote abandona China.

    Sacrificio, sangre, sufrimiento, redención y expiación. Todo inútil, aunque sólo sea desde el punto de vista meramente práctico. ¿Por qué se corta la lengua alguien que puede delatar bajo torturas a sus semejantes escribiendo en un papel? ¿Habría de cortarse también la mano? ¿Y el pene? Al fin y al cabo con la orina pueden escribirse nombres sobre la arena”.

    ALMT

    RépondreSupprimer
  4. El anónimo Jose Cancio14 mai 2014 à 17:36

    Me corté la lengua y ya no podré ser político ni trilero...
    Voy a probar una nueva forma de identificación: pura mixtura

    RépondreSupprimer
  5. Estupendo ALMT ,
    Cuando dejamos de ser niños ponemos nuestra alma en venta , miramos a la luna y decimos " ¡Oh Lucifer !te vendo mi alma por conocer una mujer " , si el sortilegio no funciona es mejor estar decepcionado con el diablo que " cortarse la lengua ".

    RépondreSupprimer
  6. ¿Es Cañete la reencarnación de Don Alfeo, con la lengua recrecida como si de cola de lagartija se tratara? Al menos es su vera efigie.

    RépondreSupprimer