ACABA uno de leer Más que palabras, un libro prodigioso. Lo es, en parte, por dos razones: trata de palabras y lo ha escrito un lexicógrafo y académico de la Real de la Lengua, razones ambas que, endiéndanme, son un poco disuasorias. Pero su autor, Pedro Álvarez de Miranda, es un sabio humilde (no hay ninguno de veras que no lo sea) y ha obrado el milagro: se lee con embeleso, como si le estuvieran contando a uno cuentos de las Mil y una noches. Las palabras, según en boca de quién, tienen ese poder, el de darnos a conocer el mundo, desde luego, pero también el de prolongar y guardar memoria del encantamiento y el misterio con el que viene a nosotros. ¿Y de qué trata ese libro? No se puede resumir: palabras raras, curiosas y olvidadas, expresiones, refranes, dichos... y en todos sus capitulillos siempre una iluminación risueña (tanto si es ligera, como en” biruji”, o extensa, como su cunqueriano paseo por “café”). Y ah, se me olvidaba: al contrario de los pedantes que nos dan la chapa a todas horas con lo mal que hablamos hoy día (en la Rae hay unos cuantos de esos pelmas que yo no sé cómo hablan, pero que escribiendo como escriben debieran acaso no cantearse tanto con la norma), Álvarez de Miranda nos hace creer a sus lectores que somos tan cultos como él, pues como a iguales nos trata.
Y del mismo modo que las palabras suelen venir unas detrás de otras, también los libros que tratan de ellas, y tras el anterior llegó a nuestra mesa otro, Las palabras y la cosa, de Jean-Claude Carrière, admirablemente adaptado por Ricard Borràs y subtitulado “un paseo erudito y sugerente por las posibilidades eróticas de nuestra lengua”. Si el Diccionario secreto de CJCela acababa resultando un tanto pedregoso y barbárico, el de Carièrre-Borràs tiende a lo cortés: “La palabra coño, que viene del latín cunae/cunarum y significa cuna... es palabra que en sí misma me parece bastante bonita...” Traigo a colación esta frase por ese “bastante”. Cuánta delicadeza. Y, claro, sabía uno que a “la cosa” la hemos llamado de muchas maneras... pero no tantas, y eso desde que Adán la descubrió en Eva ese día en que la vida humana empezó a ponerse interesante y nosotros a llamar a las cosas por su nombre... y por otros muchos, es decir, el día en que empezamos a hacer literatura.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 10 de julio de 2016]
Envidia la Gran Bretaña
RépondreSupprimerde la ene hispana su moño:
Eñe de leña, de caña,
de carantoña y de coño.
(Latín tardío) PARABOLA > PALABRA. Con facilidad y etimología, “CADA PALABRA ES UNA PARÁBOLA”. Google, comillas y Comillas dan esoterismo: “Aproximadamente 4 resultados (0,66 segundos)”.
RépondreSupprimerUno de ellos, Hermes Trismegisto: “El Símbolo, oh mortal, es la ruta de la clarividencia. No temas sus aristas ni las consideres enredos ni ornamentos. CADA PALABRA ES UNA PARÁBOLA (…)”.
Otro, Roberto Pla Sales acercándonos a Cristo por una “región muy adentrada ya en la nube del encuentro” donde las palabras son “demasiado corpóreas para expresar fielmente la niebla. Allí CADA PALABRA ES UNA PARÁBOLA en sí misma”. (“El Hombre Templo de Dios Vivo”, 1112 páginas; Editorial Sirio, 1990).
Para ser un sabio hay que querer escribir, tener avidez de saber y tener respuestas, ahora disponemos de mucha información, no se puede desligar la tecnología de las preguntas y respuestas, eso sí la información es desigual dada su amplitud.
RépondreSupprimerLa filosofia requiem, se la acusa de no darnos respuestas sencillas, de donde venimos, a donde vamos, como llegaremos.
Como muskiano se las respuesta, he viajado en la autopista galáctica, y creo que la colonización de Marte es el reto más importante al que nos enfrentamos,
Ya lo dijeron Cervantes en el Quijote y Kafka en un cuento, no descendemos del mono, somos un mono, un mono que pudo desligar sus sueños de la realidad.
O nos anticipamos al futuro o nos extinguiremos.
Que vuelva la Filosofía a las aulas para que no se incremente el número de borregos
Llamando a los coños, coños, consiguió JM de Prada un bautismo bastante ruidoso.
RépondreSupprimerCuriosamente, la versión más popular para denominar a los genitales les cambia el sexo: los hombres poseen la y las mujeres el. Seguro que existe una explicación.
Hola. Como curioso de las palabras, agradezco mucho estas recomendaciones, sobre todo la primera. Saludos.
RépondreSupprimerLes ofrezco estos tres tersos neologísmos marca de la casa:
RépondreSupprimerPenélope.- Veterinaria experta en la vida reproductiva de los antílopes.
Odiseo.- Turista que odia pagar siete euros por visitar una catedral, generalmente católica.
Perseo.- Sacristán que persigue a los odiseos que se cuelan de rondón en las catedrales.
A mandar.
También es curioso (y seguramente significativo para un lingüista) que en varias lenguas se utilice el nombre de los "pudenda" del sexo opuesto para insultar a las personas (principalmente) del propio.
RépondreSupprimerEn inglés "you cunt!" [= "¡hijo de puta!"]
En francés "les cons" [= "los idiotas"], aunque han generalizado y ahora se dice también "les connes", las idiotas, o las gilipollas.
En euskera, "alu" [= "vulva"] es bastante neutro y denota con naturalidad una parte del cuerpo femenino (quizás por la proximidad al mundo rural y a los partos y dolencias de las vacas y otras bestias); sin embargo, siendo tan poco malsonante, se puede utilizar como injuria:
"Ken hadi erditik, alua" [= "quítate de en medio, imbécil"] o
"Zer esaten duzu, alu hori?" [= "¿Qué dices tú, idiota?"].
¿Se tratará de mimetismos y trasvases entre lenguas, o habrá un sentido más profundo?
http://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias24/2016/07/15/culpa-andres-trapiello-sonata-ocarina-estival/00031468585321184492785.htm
RépondreSupprimerPróxima mi fuga a Galicia,y teniendo la intención de releer, en el pinar acostumbrado, La armas y las letras, quería preguntarle a su autor si merece la pena adquirir una edición actualizada que sustituya a la mía, de 2010. Muchas gracias.
RépondreSupprimerEn a 5ª edición de la de 2010 se subsanaron algunos errores y erratas. Pero sobre todo se incluyeron (en el dramatis personae final) dos páginas sobre José Castillejo (cuyo nombre, por cierto, se ha propuesto para el nuevo callejero de Madrid), autor de un libro, Democracias destronadas (2008), a mi modo de ver tan importante como A sangre y fuego de Chaves Nogales (también propuesto para el nuevo callejero). Pero con que adquiera la edición de bolsillo (donde se incluyen también esas páginas, y más barata), bastaría. Saludos.
SupprimerMuchas gracias y buen verano.
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