He leído Patria, la novela de Fernando Aramburu. A pesar de sus seiscientas páginas, quiere uno llegar al final, saber qué les sucede a todos y cada uno de sus personajes. Como acaso sepan, la novela va del País Vasco y la protagonizan dos familias amigas que viven en un pueblo pequeño. En las dos se habla vascuence y en las dos se hacen las mismas cosas: los vascos, salir al monte y andar a setas, montar en bici, y comer en los txocos... Y las vascas... Las mujeres de la novela van a misa, se pasan el día murmurando y son las que llevan los pantalones... Con estos mimbres habría sido difícil tramar una novela, pero eso lo arregla la realidad de un tiro: el hijo etarra de una de las dos familias participa en el asesinato del padre de la otra, un empresario, que, para más inri, lleva al día los pagos revolucionarios a la banda. Y a partir de esto... el infierno: el odio, el miedo, el desprecio, las sevicias, la división, el encabronamiento de todos contra todos...
La novela, un fresco monumental de la sociedad vasca, pinta tan bien la cobardía, el cinismo y la desvergüenza de una buena parte de los vascos y vascas, que parece inverosímil. Por eso ha preguntado uno a un amigo. El amigo se llama Txema Urquijo. Urquijo estuvo muchos años en Gesto por la paz denunciando, primero, el terrorismo etarra, y tratando, después, de restañar las heridas, procurando que el famoso triángulo, paz, justicia, olvido, fuese lo más equilátero posible, para no crear nuevas víctimas ni vejar más a las antiguas. Ahora coordina y asesora al Comisionado de la Memoria Histórica de Madrid. De eso lo trata uno. Es un hombre ponderado, y sigue viviendo allí. A Urquijo le preguntamos: ¿Es todo tan nauseabundo y deprimente como cuenta Aramburu, sucedieron así las cosas, suceden ahora como él las cuenta? Y Urquijo ha respondió con ese laconismo del que ya dio cuenta Cervantes: “Tal cual”.
Yo, claro, no voy a desvelarles el final de la novela, pero Aramburu acaso escriba una segunda parte. Empezaría con Arnaldo Otegui diciendo que Francia y España quieren impedir el desarme de Eta por detener, hace unas semanas, a quienes querían destruir a escondidas las armas con las que se cometieron algunos de los trescientos asesinatos no esclarecidos aún. No hay nada más novelesco e inverosímil que la realidad.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 8 de enero de 2017]
Me pregunto cuál será la razón de que Patria despierte tantas expectativas y origine tantos apoyos. Según he leído en varios sitios y oído a conocidos es una novela sobre el tema vasco, siniestro asunto que a estas alturas todos sabemos o imaginamos con gran aproximación a la realidad. ¿Acaso será la causa del éxito el carisma de Aramburu?
RépondreSupprimerImagino también a un escritor desconocido presentando en una editorial una novela donde parcialmente (solo parcialmente) aparece la guerra civil, y recibiendo de inmediato un sonoro portazo en las narices por la estúpida ocurrencia de escribir por enésima vez sobre la tragedia. En ese momento se ignora con asco y torpeza la posible calidad del texto: los editores quieren nombres, nombres con que saturar las estanterías de VIPS.
Pues sencillamente porque es una gran obra, escrita con calidad literaria y valentía, con un gran rigor, transmite verdad, sin maniqueismos pero dejando claro quienes son los malos, aunque los buenos no lo sean del todo, o al menos no todos. Yo al menos nunca había leído una obra sobre el País Vasco tan clara y valiente, a excepción de 'Los peces de la amargura' del mismo autor. Antes de emitir semejantes prejuicios, te aconsejo leer la obra, seguro que la disfrutas.
SupprimerTotalmente de acuerdo, de la tragedia vasca nos han saturado tanto con novelas como con películas durante tantos años como con la maldita dictadura. Que ahora triunfe Patria no se comprende si no se debe a una campaña de márketing con muchos cómplices en juego para terminar de exprimir la teta. ¿Qué opinará Massiel?
SupprimerEs curioso, se habla del tema vasco y aparecen comentarios de gente inédita en este blog que se siente aludida (y a veces casi ofendida). Mañana nos ilustra AT sobre el románico de Frómista y surgen por encantamiento tres o cuatro licenciados en historia del arte que avisados por alguien se asoman aquí a debatir acaloradamente y desaparecen.
SupprimerMientras los artículos de AT sean interesantes seguiré devotamente atento al pc, pero si un día enloquece y le da por hablarnos de fútbol juro que pondré el asunto en conocimiento del portero (del de mi casa, claro) y de algunos defensores (o defensas) de la causa y me escaparé definitivamente a mi tierra (por cierto, puro norte, aunque sin tanta idiosincrasia envidiable).
Creo que a ETA se la dejo crecer, en otro país no habrían progresado, no creo que los vascos sean màs cobardes que los castellanos o andaluces, yo diría que son màs de fiar.
RépondreSupprimerla gente del norte somos màs serios y menos corruptos que los demàs , menos falsos .
Me alegro hable de esta necesaria novela, aunque los gustos de Madrid para arriba son diferentes de los de Madrid para abajo,
El vasco es un pueblo sabio que supo rectificar, ojalá pudiéramos decir lo mismo de otras regiones,
Yo no soy vasco pero insisto en que la infamia se dejo fraguar, lo mismo pasó con la tontería catalana, y con la corrupción y el YAK del PP, y miles de casos criminales y mafiosos protagonizados por los electos y sus clanes familiares.
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Pues yo sí soy vasco,y no considero que la gente del norte (de la península ibérica ) sea especialmente menos falsa.De todo he visto, simplemente se expresan de otra manera. Y que el pueblo vasco supo rectificar...ehem,supongo que tras desarbolar policial y económicamente a todo el conglomerado político/religioso /"militar" de la banda,aparte de por el descrédito que les cayó desde la muerte de Ordoñez,Blanco y el secuestro de Ortega Lara
SupprimerEl nacionalismo vasco no ha regalado nada,ha habido que arrancarselo con mucho dolor y esfuerzo. Y son más moderados ahora porque ven que con la violencia no van a llegar muy lejos hoy en día, pero siguen a lo suyo como siempre.
"La gente del norte somos", etcétera: ejemplo de generalización tan demagógica como vacía. En todas partes hay de todo; y Juan Ramón, Antonio Machado, Cernuda o Lorca, que no eran precisamente del "norte", no me parecen a mí nada desdeñables. (Por lo demás, ¿qué es exactamente "el norte", además del País Vasco? ¿Galicia, Asturias, Cantabria, Navarra, Cataluña? ¿Es Aragón "el norte"? ¿Y el León del titular del blog?) En fin, tonterías. (Y, por cierto, soy del "norte", o eso creo: soy gallego).
SupprimerTampoco yo creo en lo que escribí pero que más da, el caso es poner un poco pimienta, casi todos mentimos
SupprimerMuy buena la entrevista que el confidencial hace a AT, parece recién horneada , llama la atención que Andrés amenace con no recoger el Cervantes, yo creo que lo merece sobre todo por Hemeroflexía, donde el pueblo hemos hablado largo y tendido del manco, y siempre ponderando su vida y su obra de forma sosegada y cervantina.��
Yo también he aprovechado la pasada Navidad para leer "Patria", novelón muy recomendable. Para mí, las páginas más logradas son cuando al empresario, al Txato, sus amigos le empiezan a hacer el vacío tras la aparición de las primeras pintadas en su contra. Ay, ese paseo en bicicleta a Zarauz con el grupo de los domingos, cuando mejores escaladores que él no consiguen ponerse a su altura en el puerto y se quedan atrás... Por poner un pero, me ha desagradado un poco el empleo de las barras para expresar los sentimientos de los personajes, al estilo de "sintió/percibió", etc. Una gran novela. También me lo pareció, hace 20 años, "Hamaika pauso", de Ramón Saizarbitoria, y que tradujo al castellano Jon Juaristi con el título de "Los pasos incontables".
RépondreSupprimerQuienes más permisivos nos mostramos con la cuadrilla Eta fuimos los ciudadanos, pues aguantamos paciente, estoicamente, ese reguero de homicidios, que a menudo eran varios por semana y en ocasiones asesinatos múltiples.
RépondreSupprimerDesde la corrupción del lenguaje (en el primer número del diario El País -año 1976- se hablaba de "atentado" y no de "asesinato") hasta la pasividad social (ausencia de manifestaciones y concentraciones masivas ante las sedes de HB y herrikotabernas después de cada asesinato).
Sólo cuando Internet eclosionó a finales de los 90 empezó a haber gran respuesta social, pues hasta entonces el miedo ("omertá") que Eta provocaba en los vascos impedía la reacción del cuerpo social.
Cuando emergieron los blogs, webs, chats y foros de Internet se produjeron los primeros movimientos masivos de repudio, favorecidos por la libertad y espontaneidad de la Red, estallando esta repulsa colectiva con motivo de las torturas infligidas a Ortega Lara en el campo de concentreación/zulo de Mondragón y, sobre todo, a raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Éste fue el principio del fin de Eta, pues toda mafia sólo puede sobrevivir entre el terror de la población (por algo el "terrorismo" se llama así).
SANDRA SUÁREZ
A mí la novela no me ha gustado, y creo que no agradará a muchos vascos. Me parece simplificadora, esquematizante, sobreabundante de explicaciones morales. Y la Historia se explica muy mal en términos morales, hay en ella demasiados condicionantes y demasiado determinismo. La conexión entre el origen del terrorismo y la dictadura es muy insuficiente. El prolijo Ramiro Pinilla recogía la realidad vasca con muchos más matices y tonalidades.
RépondreSupprimerEn cuanto a la escritura y al estilo, no hay uno reconocible, o yo no lo veo. La obra podría ser de Ildefonso Falcones, o de María Dueñas. O de Julián Marías, salvo por el tema. Pero reconozco que el libro tiene capacidad para captar y enganchar al lector.
Participo de la misma impresión que usted: creo que cuando la literatura incurre en la simplificación y se convierte en un mosaico de personalidades clichés pierde interés y termina aburriendo al expectante lector. Las seiscientas páginas bien podían haberse reducido a la mitad, con Pinilla ya fue suficiente.
SupprimerDesde luego el autor no matiza en el origen de la tragedia ni la situación del País vasco a principios de los ochenta. Es muy simplista, empezando por el personaje de Joxe Mari, el terrorista, brutote de pueblo, incapaz de hilar una frase sin soltar un taco, incapaz de mantener una relación con una mujer,... el malo muy malo, y los buenos... ah! pero hay buenos aquí? NO... todos son culpables, no hay luz, ni un solo personaje luminoso. Para mi que es un producto más de la saga de escritores vascos abducidos por el poder para pillar cargos y premios.
RépondreSupprimerDesde luego el autor no matiza en el origen de la tragedia ni la situación del País vasco a principios de los ochenta. Es muy simplista, empezando por el personaje de Joxe Mari, el terrorista, brutote de pueblo, incapaz de hilar una frase sin soltar un taco, incapaz de mantener una relación con una mujer,... el malo muy malo, y los buenos... ah! pero hay buenos aquí? NO... todos son culpables, no hay luz, ni un solo personaje luminoso. Para mi que es un producto más de la saga de escritores vascos abducidos por el poder para pillar cargos y premios.
RépondreSupprimerSoy un madrileño ya mayor, paso de los 75, y no he leído el libro de Aramburu. Escribo porque veo en los comentarios, y también en muchos periódicos, que se está cometiendo una injusticia muy grande con el País Vasco y con la sociedad vasca. En los años 60 y parte de los 70 viví en el País Vasco, primero como estudiante, y luego como trabajador industrial. Cuando se producían los primeros atentados de ETA, que al principio eran contra las fuerzas represivas franquistas, es verdad que muchos vascos nacionalistas y de izquierdas simpatizaban con ETA y se alegraban de los atentados. Pero estos no se celebraban más en LLodio o en Basauri que en el pueblo del cinturón industrial de Madrid donde nací y donde yo volvía con frecuencia a ver a mis padres. Casi toda la izquierda se alegraba y festejaba, la de todas partes, y no sólo los vascos. Me consta que lo mismo ocurría en Barcelona, en Valencia o en Zaragoza. En mi pueblo de Madrid ha habido durante años pintadas tan terribles y tan bestias como las que había en Vitoria o Bilbao. Sólo algunos leninistas muy estudiados te decían que ese no era el camino, sino la lucha de masas, pero sin dejar de alegrarse. Abrir ahora una brecha entre el comportamiento de la sociedad vasca y el resto de España es una mentira que no se sostiene para los que hemos vivido la época. Es verdad que después ETA empezó a atentar indiscriminadamente, y entonces la gente de izquierdas empezó a cambiar y a comprender que se trataba de crímenes. Pero entonces también empezó a cambiar la opinión de los propios vascos.
RépondreSupprimerEran tiempos de terrible represión, las vejaciones por parte de la policía eran constantes, el trato sin respeto, las agresiones en los controles de carretera, donde se ametrallaba gente inocente varias veces cada mes. Todavía hoy me impresiona el modo como la policía acribilló a Javier Batarrita, un promotor ciclista, padre reciente, sin vinculación política alguna:
http://www.nabarralde.com/es/nabarmena/11772-batarrita-49-tiros-en-una-ejecucion-policial-qpor-errorq
Para gran parte de las personas de izquierdas (vascas y no vascas) ETA era simplemente los vengadores, los únicos que podían parar los abusos. Era un error moral, pero frente a la represión se era indulgente con el error en todas partes. La leyenda que se quiere levantar ahora de una sociedad vasca enferma, de una confabulación de silencio y de una gran connivencia con el terrorismo es puro ilusionismo. La sociedad vasca no era más enferma que la de Vallecas o la de los pueblos industriales del sur de Madrid. Si ha habido diferencias son como mucho cuantitativas y debidas a la cercanía de los vascos con el problema. Por Dios, que tampoco hace tanto. Hubo antifranquistas españoles, no se olvide, que ayudaban a los etarras a esconderse tanto como los propios vascos. Reescribir la historia a conveniencia parece que está de moda, e incluso hay una comentarista que desearía prohibir la palabra "atentado", porque nunca aprendió la fuerza que tiene, ni miró el diccionario. En fin, que es muy humano lavar las conciencias y blanquear la sociedad en la que uno vivió. Pero no creo que se tenga derecho a legar patrañas a nuestros nietos, ni una historia distorsionada.
Gracias, señor Trapiello, por Las armas y las letras, que tanto me ha hecho disfrutar.
Muy interesante lo que dice David, hubo ciudades del Norte no vascas, donde HB fue el partido más votado en las europeas, fue a principio de los 80 con el desmantelamiento industrial y la crisis de valores que hubo, no creo que haya existido una España libre de crisis y corrupción jamás de los jamases.
RépondreSupprimerJuan Ramon Jimenez nació en Andalucía pero su ADN era del norte, de hecho su madre y mentora, fue una señora de la nobleza , los Mantecón son una vieja estirpe pasiega, y su padre era riojano, de hecho se está reivindicando en Cantabria a JRJ como un escritor cantabro, algo lögico si tenemos en cuenta la importancia genealógica en la vida de cualquiera.
Jose Carlos Mainer compara a Aramburu con Galdós, Tolstoi y Coetzee, pero veo que hay división de opiniones entre los lectores que aquí dicen haber leído el libro.
-Las primeras elecciones europeas fueron bien entrados los 80, el 10 de junio 1987.
Supprimer-HB obtuvo un escaño, suma de sus votos en el Pais Vasco (210.430), Navarra (40.523) y resto de España (109.639, nada menos).
-De hecho, pudo obtener su escaño gracias a los votos de fuera del País Vasco y Navarra, ya que sólo con estos no lo habría obtenido. De aquéllos, llama la atención los ¡39.692! que obtuvo en Cataluña. Y a mayor distancia Madrid y Valencia (~14.000 cada una). Y luego el resto de regiones. Asturias "sólo" 5.629.
En otras palabras, si bien es cierto que HB obtuvo su escaño gracias a los votos de fuera del País Vasco y Navarra, no lo hizo gracias a los "pueblos del norte" (lo que quiera eso significar, que yo no lo sé), sino del apoyo entonces explícito de movimientos radicales extremistas principalmente de Cataluña (por ejemplo los MC y MDT), y en menor medida de los de Madrid y Valencia, pero con contribuciones de toda España al fin y al cabo. Recordemos que las elecciones europeas propician coaliciones, explícitas o de facto como el caso de HB, que conservó sus siglas.
Todo esto le hace pensar a uno que el radical lo es por su (falta de) educación y propia elección, no siendo el lugar de origen la principal razón, aunque tenga que ver. Si nos educásemos todos atendiendo a enseñanzas y criterios de libertad e igualdad de los individuos, creo que otro gallo nos cantaría. Nos cantaría mejor, quiero decir. Iluso que es uno.
Un saludo,
Enric
Hablo de ciudades del Norte no de pueblos del norte, que es otro tema.
SupprimerHay toreros que triunfaban en provincias y fallaban en Las ventas, eran toreros de provincias, luego había toreros al gusto del norte y toreros al gusto del Sur, la referencia era de Madrid arriba o de Madrid para abajo .
El gentilicio de los del norte es norteño, entonces no había Euzkadis ni Cántabros, y ese gentilicio era para provincias de la costa cantábrica, hubo un torero de Arenas de Iguña llamado el Norteño, pero un torero de Bilbao es un torero norteño , en el argot taurino, decir torero vasco suena poco taurino. También son norteños los equipos de fútbol de la cornisa, el caso es que cuando alguien firma como El Norteño no es el alias de un bandarra, sino una antigua y preciosa a la vez que precisa palabra de nuestro mejor y más viejo castellano
Soy Silvio, pero en esta tabletita no tengo el adorno de bloger.
Saludos
El problema con la ficción basada en una realidad sangrante o escabrosa, es que como ficción se queda corta y “hay que preguntar a los testigos”. Y como realidad tampoco alcanza, así que muchos de esos testigos se resienten, porque entienden que la ficción no está a la altura de lo que han vivido. O no lo refleja bien. O las dos cosas.
RépondreSupprimerMe pregunto si el propio realismo literario (escabroso o no) es periodismo codificado como ficción. O más bien al revés: una pura ficción indescifrable, a fuerza de querer fijar la realidad (en vano) dentro de un marco volátil, que resulta ser (cambiante) realidad él mismo.
Como quien pretende pintar con acuarelas en el agua.
O hacer un mandala con arena en una tormenta de arena, que viene a ser lo mismo.
Lo de la acuarela en el acua me ha encantado. Tómese en el Café Arcadia uno bien caliente, pero sin acua ni mala leche.
Supprimer¿Quién escribió "acua"?
SupprimerLo de la mala leche no lo pillo.
Y el café sin usar agua (con g) ya me dirá cómo, yo no mastico granos...
Lo tomaré donde usted dice (es un buen techo ajeno). Pero bajo un paraguas con goteras (el mío propio).
Con lo que se envanece usted en el foro de su amigo Garcia Martín, parece mentira que tenga aquí un cerebro tan poco ágil. Será que también es un honesto socialista, como él, que, según afirma orgulloso, se gasta el dinero como le da la gana. Que se mezcle con compañeros y compañeras en una manifestación y les cuente sus viajes y su amor por el confort.
SupprimerPues perdone usted a mi cerebro, porque lo de “envanecerme” no lo entendí tampoco. Aunque algo vanidoso sí que soy, será por eso...
SupprimerDel señor Martín no hablaré en su ausencia, no es correcto. Lo que tenga que decirle, dígaselo a él. Es lo más lógico ¿no cree?
En lo personal, creo que la incomodidad y la prisión (o la enfermedad, que junta ambas) nos llegan “gratis” a todos, como la vejez. Así que no es mala idea pagar por lo contrario, mientras uno está (gozosamente) sano y libre. Con lo poco o mucho que uno tenga en el bolsillo, da igual. Al final Caronte nos lleva a todos lejos por un óbolo, seamos zurdos o diestros.
La demagogia también es gratis para cualquiera. Y esa se queda corta siempre.
La demagogia consiste en proclamarse de izquierdas y llevar la vida de un burgués de derechas.
SupprimerNo: eso sería hipocresía, no demagogia (revise sus conceptos)
SupprimerAl más famoso crucificado (los demás no han tenido tanto eco) le fue a ungir una mujer con un caro perfume, según el best seller más vendido. Y alguien dijo, con escándalo: “¡qué derroche!”
A lo que contestó él, muy cabal:
“Déjala hacer. Quiere perfumarme para mi sepulcro”
Se dice de él que fue “el primer comunista” de la historia.
Eso no lo sé, pero humor negro sí que tenía el hombre…
Y nunca he visto mejor argumento contra la (verdadera) demagogia, por cierto.
Cuando pasen algunas décadas más para la historia quedará el conflicto etarra como una guerra civil más, una cuarta guerra carlista, que se intentó reproducir y exportar al resto de España, sin éxito hasta el presente. En España, decía mi fallecido amigo y sabio Llinares, "una guerrita civil cada cien años, como poco".
RépondreSupprimerNo es por incordiar ni por poner en un brete, pero a mí me gustaría mucho evitar circunloquios, cauciones, tímidas insinuaciones, y leer pronunciamientos claros. Me encantaría que los señores Fernando Aramburu, Andrés Trapiello, Txema Urquijo, Bonifacio Alvarez, Blas Paredes, Sandra Suárez, David Ludeña, José Cancio, Salvador Atienza, Silvio, Ignacio Goizueta... hiciesen un pronunciamiento claro, sincero y decidido, sin miedos y sin la brida de la "corrección política", acerca de la siguiente cuestión: ¿Es moralmente aceptable, o éticamente justificable y correcto, acabar violentamente con la vida de los torturadores, asesinos y sicarios que obedecen a una dictadura? (Tanto los que ordenan los crímenes como los que los ejecutan con su mano). O por hacerlo más tangible: ¿actuaban bien, eran moralmente correctos los militantes de la "Resistencia" franceses, italianos o alemanes contra los nazis? ¿Eran legítimos los atentados contra Stalin preparados y llevados a efecto por rusos represaliados y perseguidos por el bolchevique "padrecito Josif"? ¿Estaban moralmente justificadas las acciones violentas, lesivas o mortales, contra los torturadores y asesinos de la policía de Pinochet, o contra los que, en Argentina, lanzaban prisioneros al mar desde aviones? ¿Y qué me dicen de la tristemente célebre Brigada Político-Social del régimen de Franco? ¿Era moralmente correcto y justificable liquidar a los elementos de la misma claramente acreditados como asesinos y torturadores? Son cuestiones muy pertinentes, sí, todavía hoy, preguntas que generan debate fértil, y cuya respuesta además desvela las concepciones de cada cual sobre el ser humano en general, sobre los valores y prioridades de una sociedad, sobre las creencias religiosas de la misma y sobre la psicología de las personas sometidas a tensión extrema.
RépondreSupprimerQuedaría muy agradecido a quien se dignase arrojar alguna luz sobre estos vidriosos asuntos.
Las preguntas tan simplificadoras tienen difícil respuesta, pero, digamos que el agua y el aceite no son miscibles.
SupprimerEn los casos más evidentes, como el de Hitler, creo que la mayor parte de las personas le dirían que ASESINAR A HITLER HABRÍA SIDO UN ACTO VIRTUOSO, por las penalidades ahorradas. (Los católicos integristas dirían que no, que la violencia voluntaria siempre es condenable, con independencia de las consecuencias. Es lo que hacen respecto al aborto voluntario). Yo en cuestiones morales soy pragmatista al estilo William James o Jeremy Bentham: "procurar EL MENOR SUFRIMIENTO Y EL MENOR DAÑO para el MAYOR número de personas". Pero aún así las elecciones son muy difíciles, por la dificultad en cuantificar el daño. Es menos daño una muerte que diez. Es más daño un asesinado que un torturado. Pero ¿qué es más daño, una muerte o diez torturados? Mi pragmatismo no puede resolverlo, lo que no deja de ser una desgracia. Estaría bien tener aquí a Javier Sádaba o a Fernando Savater, dos pensadores que han abundado en el pensamiento sobre la moral. Seguro que ayudarían.
SupprimerDisculpe, también peca usted de simplificación. Tampoco debemos apelar a Savater o a Sabada para que nos expliquen sus códigos morales, tan objetables como los cristianos. Yo, menos pragmático que usted, sigo pensando, como muchos miles de ciudadanos de este mundo que ningún ser humano, y bajo ningún concepto, puede quitarle "legalmente" la vida a otro. Entre otras cosas porque legalidad, convencimiento y poder son conceptos que para desgracia de la humanidad se han agitafo históricamente con demasiada frecuencia. O cree usted que Hitler no estaba íntimamente convencido de la necesidad de exterminar a los judíos? A estas alturas debe exigirsele a la especie humana que renuncie a la Ley del Talion si se cree evolutivamente civilizada.
SupprimerPues siento discrepar. TODA solución a problemas complejos entraña una simplificación. "Eliminar" a Hitler a tiempo no tendría por qué haber sido Ley del Talión, sino simple defensa propia (con la cabeza bien fría), para que no continuase sus matanzas en masa. El radicalísimo escrúpulo católico de "bajo ningún concepto quitar una vida", aunque ello implique que el indultado quite por su parte algunos miles de vidas, me parece rozar el fundamentalismo, y quizás encierra un punto de comodidad o de cobardía. Tampoco todos valemos para quitar una vida.
SupprimerNegarle a los seres humanos la posibilidad de eliminar a otros invocando la justicia no es un prejuicio católico, no simplifiquemos nuevamente.
SupprimerAcabó de escuchar en la SER que hay película, será una adaptación libre de Patria ya que Aramburu ha dicho lo que quería decir y no intervendrá en el guión,
RépondreSupprimer¿Habrá que ver la película? Yo desistí de El Padrino, Patton y resto de inexcusables y sigo vivo. Tampoco suelo leer los Planeta ni comer hamburguesas.
SupprimerTe respondo a la primera cuestión.
RépondreSupprimerEn ARgentina cuando Perón acogió la gran mayoría de exterminadores nazis huidos de la guerra, acogió al jefe de la Gestapo y este creo un entramado policial de corte hitleriana que se dedicó a extorsionar, torturar, torturas refinadas propias de martirologios.
Peron era un dictador pero no un tirano, aunque él y su policía, muy bien asesorados por los alemanes nazis, controlaban el crimen y la prostitución, de hecho Juan Domingo fue el primer gran capo del cono sur, nunca en la historia hubo un mafioso de este calibre y poderío, fue también narcotraficante y cosas peores.
A lo que voy, los comisarios torturadores fueron condenados confesos cuando se fue Perón, pero aunque se les murieron interrogados no reconocieron ser asesinos, si homicidas ya que no mataron por matar sino que se les fue la mano. Uno de los comisarios declaró que torturar es un arte muy complicado.
Los torturadores fueron condenados pero los indultó
Lopez Rega y se exiliaron en Paraguay, con el dictador Stroeners, sin cumplir un solo día de condena.
El matiz está en diferenciar dictador de tirano, ya que no es lo mismo.
Silvio
Para Phyllida.
RépondreSupprimerA veces hay que usar la violencia para mantener la paz. Y eso ocurre cuando se ha barrido bajo la alfombra durante demasiado tiempo. En ese caso (para usarla bien) la prudencia política se impone.
El norte que nunca hay que perder, se use o no se use (aunque ya casi nadie apele a ese concepto hoy día) es el honor. Y ése se demuestra (o se pisotea) in situ siempre. No en un debate previo sobre el sexo de los ángeles o uno posterior a burro muerto. Ni tampoco en un juicio ilusorio sobre qué violencia es “más justificable” o “más humana” que la otra. Todas son sucias e injustas, aunque nuestra condición humana nos condene a usarlas (literalmente: condene. Nunca aprenderemos).
El llamado “terrorismo” (ya sea de Estado, yihadista o revolucionario) no es nada honorable, sin duda. Lo cual no quita que sea “necesario” en el sentido histórico del término.
¿El magnicidio?: depende… Parece obvio defenderlo en el caso de un tirano. Pero la propia historia reciente prueba que, a veces, la basura también puede servir de dique contra algo aún más virulento. Prudencia política, de nuevo.
Como se ha dicho muchas veces, la misma palabra “terrorismo” comienza ya a quedar caduca de tan manoseada (y atomizada), aunque todos entendemos lo que es. Pero se empiezan a hacer ambiguas sus costuras en el neblinoso (y polimorfo) avispero en que vivimos.
Buscar una nueva palabra más precisa (en mi opinión) podría dar lugar también a un buen debate y aclarar algo las cosas.
Refresquemos la memoria y recordemos el horror que nos produjo el ajusticiamiento de Ceaucescu. No, el placer de la venganza es solo un destello para un cerebro sano.
SupprimerInsano, quise decir
SupprimerLa violencia forma parte de un cerebro sano también, don Braulio, el tema es cómo usarla. El problema con la venganza en concreto, es la (arbitraria) metralla que suele incluir.
SupprimerEn nuestra conciencia hay más horror que en nuestros ojos, por cierto. Por eso nos pesa tanto, a veces.
Don Blas, perdón.
SupprimerEn términos jurídicos la ausencia de Estado de Derecho conlleva la necesidad de autodefensa. Esto es lo que la Humanidad ha tenido y tiene que soportar. De ahí que haya guerras. La ética no condena la defensa pero si la venganza. Cuántos de aquellos actos obedecieron a una actitud amedrentadora o meramente vengativa? Con la Democracia los rescoldos de la represion podían alimentar también la autodefensa, pero la distorsión de la violencia empezó a ser intolerable por desproporcionada y ya caduca. Sorprende el retardo de algunos grupos en reconocerlo. Quizás el rencor o la malicia política lo explique. La grandeza estuvo en restañar con política el nudo gordiano de la libertad en un Estado actual más noble que el de aquellos años no tan lejanos.
RépondreSupprimerYo diría la malicia de soplar los rescoldos del rencor (es muy rentable).
RépondreSupprimerBuen análisis, don Francisco.
Es un matiz sutil y curioso, este que Francisco José apunta: que si es un sentimiento de venganza, y no la simple autodefensa, el que dirige la acción violenta, esta no puede ser éticamente buena. No sé si la idea tiene valor práctico, parece un asunto demasiado subjetivo. En muchos casos la autodefensa y el sentimiento de venganza serán inseparables, como en el asesinato de dirigentes nazis que habían causado ingente sufrimiento. Es verdad que al sentimiento de venganza le acompaña siempre un aire de innobleza. Pero quizás la racionalidad exige atender sobre todo a las consecuencias.
RépondreSupprimerBlas alude a la ejecución de Ceaucescu, y yo no estoy segura de que fuese tan general el horror que causó. En todo caso, una cosa es el horror -fácilmente asociable a cualquier muerte, justa o injusta- y otra el repudio o el rechazo como "acción éticamente condenable".
Muchas gracias por un debate comedido e inteligente.
Con la venganza es más fácil incurrir en arbitrariedades. Y casi siempre raya en la bajeza, porque explota con metralla.
SupprimerToda acción violenta es “éticamente condenable”, por cierto. Lo que pasa es que no podemos ser limpios todo el tiempo.
La violencia ni es racional, ni pide permiso. No se puede contener ni entender del todo. Perder el tiempo en eso, la hace más fuerte, de hecho.
Porque quienes de verdad abusan de ella (no quienes la usan de manera aislada y/o defensiva), no se enredan en análisis y suelen dar el primer paso.