ESCRIBO este artículo en el Ave Madrid-Barcelona. Son las siete de la mañana. No hay vez que no haga este trayecto, o el inverso, que no me admire y agradezca esta obra de ingeniería mecánica y humana: unir dos ciudades tan importantes, dos comunidades hermanas, dos modos singulares y valiosos de entender la vida. No sé qué habrá ocurrido en España y en Cataluña cuando este artículo se publique. Nadie lo sabe. Los cuidados se han hecho sin sosiego y hemos vivido los últimos días con el alma en vilo. Ni siquiera sé si usted, que lee este artículo, va a seguir haciéndolo cuando sepa que estoy yendo a Barcelona a la manifestación del 8 de octubre a favor de la Constitución, gracias a la cual pudo llevarse a cabo la obra de ingeniería política que nos ha permitido conocer el periodo más próspero y pacífico de toda nuestra historia.
No se apure. No voy a hablarle de política. Raramente lo ha hecho uno en esta página. He tratado siempre de ser respetuoso con su mañana de domingo. También hoy, si acaso le ha disgustado saber a qué estoy yendo esta mañana primaveral de otoño a Barcelona. Mi incertidumbre es completa. En los últimos días se han ido de Cataluña sus bancos y empresas más importantes. La editorial en la que he publicado una gran parte de mis libros, Planeta, ha anunciado que cambiará su sede si se conoce mañana, pasado, como está previsto, una declaración unilateral de independencia. Nadie sabe qué sucederá. La preocupación y la angustia persisten. Va uno a esta manifestación con el ánimo sombrío. Sé que apenas seremos cuatro gatos en una terra incognita, defendiendo ideas que han sido hostilizadas de manera beligerante y mendaz desde hace mucho tiempo. No importa. Voy feliz, como cuando vuelvo a casa.
(...) Son las siete de la tarde y termino este artículo en el Ave Barcelona-Madrid. Mis amigos me decían, incrédulos: “Hombre de poca fe”. De las tres manifestaciones masivas en las que he participado (23F, Miguel Ángel Blanco y 11M), esta ha sido la más importante. Era la más difícil, porque era la más incierta. Emocionaba la riada de los barrios obreros de la ciudad. Hoy los gobernantes nacionalistas están de enhorabuena: donde decían que había un solo pueblo, hay por lo menos dos que forman una sola comunidad de ciudadanos libres e iguales. Y ojalá este artículo se haya quedado viejo porque ya no haga falta.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 5 de noviembre de 2017]
No podemos dejar solos a la gran mayoría de Catalanes que quieren seguir siendo españoles.
RépondreSupprimerEuropa se construyó frente al nacionalismo que casi la destruye, no toleraremos mas fanatismos, relatos y mentiras.
España prevalecerá, y Europa con ella.
Un mes después de esos viajes han ocurrido muchas cosas, la mayoría nos dejará mala memoria, aunque el inesperado despertar del país resulte histórico y en cierto modo compense la afrenta.
RépondreSupprimerEn el índice de democracia, España ocupa el decimoséptimo puesto, mejor clasificado que países tan prestigiosos en cuestión de respetos humanos como Estados Unidos, Francia e Italia. Pues bien, Bélgica, que se desvanece hasta el lugar 35, está cayendo en la tentación de enjuiciar a nuestros jueces y homologar nuestro nivel democrático. Se trata de la Bélgica del sátrapa Leopoldo II, de la Bélgica que hasta mediados del siglo pasado organizaba zoos de negros para solaz de los felices blancos, de la farisaica Bélgica cuya salvaje policía reprimió durante muchos años los choques entre valones y flamencos, según nos hartamos de ver en telediarios y hasta en no-dos. Una vez más, este país neblinoso y antipático se cruza en nuestro camino y se me ocurre pensar cómo habría reaccionado la vieja Europa si fuera España quién se convirtiera en examinadora y se mostrara tan condescendiente con Payasín y su troupe. Si ya indigna la farsa, mucho más encrespa asistir a esta escandalosa demostración de hipocresía.
Y según termino estas líneas, conozco que se evalúa en 150.000 afectados y millones de euros perdidos la divertida fiesta que cuatro niñatos y cinco antisistema han organizado esta mañana en Cataluña. Naturalmente (?) los mozos no han intervenido, no vaya a ser que algunos empujones salieran retratados por los muchos móviles que esperaban ilusionados poder fotografiar la terrible represión. Puede resultar motivante para la chusma descubrir que la autoridad está condenada a cruzar los brazos ante desmanes y guateques. Imaginación han demostrado que tienen tanta como villanía les sobra. Europa y tal vez Amnistía estén invitados a unas copas si colaboran en la columnia.
Un problema no menor que puede vislumbrarse en torno al desafío catalán es que más intelectuales den cobertura "moral" al conflicto. No hablamos ya de Assange, Yoko Ono o ¡Pamela Anderson!, si no de Naomi Klein o Eduardo Punset. En fin, el nivel va subiendo, eso no puede negarse.
RépondreSupprimerPor cierto, para los fans de Trapiello y del cine, un humilde regalo de este aficionado al cine: las referencias cinematográficas en los tres primeros volúmenes de sus diarios:
http://www.elcineenquevivimos.es/index.php?otro=77
Un saludo.
Ese si no cruje, buen amigo. Revise y si no encuentra nada mejor corrijamos, plis.
SupprimerContra deposición de XVF
RépondreSupprimerhttps://elpais.com/elpais/2017/11/09/opinion/1510254566_244390.html
y mugre, el estropajo y lejía civilizatoria que me pasa un amigo:
“¿Me echáis una mano moviendo y firmando esta petición?
http://chn.ge/2znOU18
Difundidlo por favor. Hay una campaña independentista en contra de Carmen para alimentar la idea de que son presos políticos.
Lo manda Agustin (Carmen Lamela es su mujer) y por favor mandadlo a todos los grupos que conozcais si estais de acuerdo
Y por supesto no hay que poner dinero, aunque lo sugieran.”
Sea un poco más serio, este espacio no es lugar para difundir.
SupprimerUsted perdone. Tomo nota, es la desinformación, la torpeza y la falta de sensibilidad.
SupprimerMe parecen tan oportunos sus múltiples reconocimientos que por esta vez no le voy a aplicarr el 155.
SupprimerPues, aunque sea de chiripa, esta vez, usted acierta al convertir su severidad en dulce risa; pero no se fíe. Ha dado conmigo que soy la rara excepción, pues hace lustros me caí definitivamente del caballo; fue una caída de verdad, como la de Pablo. Mi convicción es que está claro que hay que aplicar siempre la ley y, en concreto, el 155; pues es mano de santo. No se olvide cómo acabamos con los asesinatos etarras y cómo vamos ahora a poner en su sitio a todos estos secesionistas, nacionalistas, populistas, antisistema y demás chanfaina.
RépondreSupprimerP. S.: lo que siento es no poderle pasar por aquí otra convocatoria que estimo nos va a ayudar mucho en la estimación kantiana de ir acabando con la llaga de la humanidad, con la mentira.