ESTA entrevista es especial porque se la hace una amiga a un amigo. Están los dos de acuerdo en casi todo, menos en algo esencial: el feminismo y la lucha de las mujeres, y el modo en que esta se lleva a cabo, por la igualdad. Son dos personas inteligentes, decididas, acostumbradas a opinar contracorriente. Demócratas, por supuesto, y liberales. La mujer es joven, y el hombre le dobla en edad. Se podría pensar que la mujer adopta las posiciones feministas y que el hombre las cuestiona o pone en entredicho. Pues no. El hombre, Mario Vargas Llosa, se muestra desde el primer momento decidido defensor de las luchas feministas, al tiempo que la entrevistadora, Cayetana Álvarez de Toledo, hace de antagonista como sucede en los diálogos de Platón. Teniendo en cuenta que Álvarez de Toledo firmó un manifiesto contra el manifiesto que convocó la huelga de mujeres del pasado 8 de marzo, la pregunta con la que inician su conversación (búsquenla en internet: una lección por ambas partes), no podía ser otra que esta: “¿Por qué apoyó la huelga del 8-M?” “Porque es verdad que hay un machismo terrible, una grave discriminación de la mujer, sobre todo en el mundo nuestro”.
Desde ese momento el escritor va desgranando su credo liberal y su entrevistadora y amiga va poniéndole objeciones, muy razonables por lo demás, que, a mi modo de ver, Vargas Llosa resuelve satisfactoriamente y de modo ejemplar. No tiene desperdicio.
Por los mismos días otra mujer, demócrata desde luego, y socialdemócrata, escribió un largo artículo que tituló: “Sé feminista como te dé la gana”, harta de que los hombres y medios de comunicación dizque progresistas le digan cómo tiene que ser el feminismo de las mujeres. Sale en él en defensa de las mujeres que, como Álvarez de Toledo y en cierto modo ella misma, no se sienten representadas por un manifiesto que trataba de dividir más que de unir. Búsquenlo también. Su autora hace un repaso en él de todos los tics machistas y paternalistas en las filas de los partidos políticos de izquierda. Causa bochorno sólo repasarlos. “Las cosas no se cambian poniendo una “a” detrás de una palabra”, recuerda. Su nombre, Rosa Díez. Su lucha valerosa por la igualdad entre españoles (y entre españoles y españolas) le llevó al ostracismo político, y en él sigue.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 1 de abril de 2018]
Era machista y realista este hombre?
RépondreSupprimerHa muerto un científico genial. Sin embargo, Stephen Hawking también se ha tenido que enfrentar al gran misterio, cruzar la frontera que separa la vida de la muerte, el otro lado del espejo. Este hombre de ciencia parecía creer que había despejado la gran incógnita de la presencia del ser humano en la tierra, al afirmar que Dios no creó el Universo y que la teoría de la creación divina no se sostenía. Sin embargo, parece que creía en otros misterios; en una entrevista dijo que la mayoría de sus pensamientos a lo largo del día eran para las mujeres, para él “un absoluto misterio”. “No hay cielo, es un cuento de hadas”. Quizás el gran cuento de hadas es creer que las mujeres son un misterio. La mujer es un misterio y el hombre otro, incluso el perro es otro misterio; en general la existencia del ser humano, los animales y todo lo demás que siente y sufre y constituye la vida es un no desvelado misterio. Don Pío Baroja, tan escéptico, dejó escrito lo siguiente: “La ciencia no puede hacer más que alejar el eterno enigma. Al lado de un hecho nuevo que se descubre aparecen varios desconocidos, y así se sigue siempre en la misma progresión, cada vez con más número de datos y cada vez con más número de incógnitas”.
José Fuentes Miranda, Badajoz.
Desde ayer, al hilo de la lúcida y valiente columna que escribió Arcadi Espada con motivo del incidente en la Familia Real, estoy dándole vueltas a cómo el amor puede salir triunfante en su relación con los viejos, con el olor y las babas de los viejos. Y estándo en esto me encuentro, como un milagro, don Andrés, su conmovedor relato, que ya nunca olvidaré, del viejo de Tembleque al que socorrió Solana como buen samaritano. Gracias, muchas gracias señor Trapiello.
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