8 mai 2019

El honor y las mentiras (y una carta en La Vanguardia)

LA entrevista en El Confidencial ha dado pie a tergiversaciones y mentiras. El Procès ha vivido y vive de las mentiras y la victimación, de modo que en esta ocasión (Pilar Rahola, el nacional.cat y otros espontáneos de las redes), dicen, para victimarse una vez más, que uno ha dicho lo que jamás ha dicho. "Ante Puigdemont Tejero es un hombre de honor", o "Trapiello blanquea a los golpistas del 23F", titulan sus libelos, para a continuación victimarse: "Una vez más España no repara en atacar a Cataluña denigrando a sus políticos e instituciones...". Etcétera. Rahola cierra su artículo, de manera pacífica, tildándome de "sicario", y el nacional.cat lo empieza llamándome, huyendo también de la crispación, "repugnante".
Desde luego que han entendido perfectamente mis palabras, yo sí les concedo comprensión lectora. Pero cifran su supervivencia en la ficción. Lo que se dice es esto, bien sencillo de entender: Junqueras y Puigdemont han hecho "buenos" a Tejero y Milans (no yo, ¡Puigdemont y compañía!), pues al fin y al cabo estos golpistas del 23F asumieron y reconocieron la responsabilidad de sus actos y acataron las sentencias, renunciando incluso al indulto ofrecido por el gobierno, al contrario que los golpistas del 27O, quienes niegan haber proclamado la república y la responsabilidad de sus actos (sus declaraciones en el Tribunal Supremo está siendo por lo general desesperadas, patéticas), al tiempo que Puigdemont y algunos de sus consejeros huyeron de forma poco honorable. 
Honorable fue Josep Tarradellas y poco honorables han sido Pujol (el de las manos en la masa),  Mas (retando jactancioso el 9N al Estado al asumir todas las responsabilidades de aquel referendo ilegal y sacudiéndoselas de encima para tratar de salvar su patrimonio personal) y, claro, Puigdemont (en el maletero de un coche). Tejero, Armada y Milans trataron de dar un golpe militar que, afortunadamente para todos, fracasó el mismo día que lo dieron, y de él salieron reforzadas las instituciones democráticas y aun la convivencia entre españoles, lo que no puede afirmarse de este golpe de estado a cámara lenta que se inició en Cataluña hace unos años.

Y con fecha de 9 de mayo esta carta, aparecida en la sección de Cartas de los lectores en el periódico La Vanguardia:

«Me honra Pilar Rahola dedicándome una de sus columnas. Si Rahola hubiera citado no sólo el titular de la entrevista que glosa, sino la frase de donde se extrajo, me hubiera ahorrado el gusto de replicarla: “El 27-O ha sido un atentado gravísimo, desde luego. Como lo fue el 23-F. Pero comparados con Puigdemont y Junqueras, Tejero, Armada y Milans del Bosch parecen hombres de honor; reconocieron su fracaso y aceptaron las penas impuestas. Tejero incluso se negó a ser indultado. Los golpistas catalanes empezaron por negar que hubieran proclamado la República y acabarán suplicando el indulto”. No digo que lo sean, ni muchísimo menos, sino que comparados con esos políticos independentistas lo parecen. Comprendo que Rahola no llegue a estos matices, pero los detalles son acaso lo más importante. Que se lo pregunten a los que están sentados hoy en el Tribunal Supremo acusados de rebelión, hilando fino. No sé si Rahola tiene razón en que Torra o de Gispert y tantos más no son en absoluto supremacistas ni xenófobos, pero, la verdad, lo parecen por las cosas que dicen y escriben. Y por supuesto, yo ya sé que si Pilar Rahola me llama “sicario” no lo hace en mal plan y para crispar, sino pacíficamente y en tono dialogante. Andrés Trapiello».

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