13 mai 2020

Diarios a ciegas. Insecto-palo.

EL confinamiento ha despertado un interés previsible por los diarios. Muchos han empezado a escribir el suyo y algún amigo ha querido saber la opinión que tenemos algunos «expertos» al respecto, en una época en que, como estamos viendo, salen expertos de debajo de las piedras. Javier Rodríguez Marcos moderó la semana pasada una telecharla entre Héctor Abad, Elvira Lindo, Laura Freixas y yo mismo que emitirá la que viene, creo, El País. Como a uno le da más vergüenza decir las cosas que escribirlas, esto es lo que igual debería haber dicho entonces: la mitad del Salón de pasos perdidos se ha escrito y se escribe en un confinamiento estricto, y la otra mitad en la desescalada. Quiero decir: a ciegas. Y tal vez sólo así puedan escribirse, buscando en ellos una salida a nuestra existencia y un poco de luz. Y que el escritor de diarios se parece bastante a ese insecto-palo que sobrevive gracias a mimetizarse con el medio entre pajas secas, lo que no obsta para disfrutar él en primera línea de la pujante primavera. «Entre la broza triste del invierno / rompe la hierba nueva», ha escrito Eloy Sánchez Rosillo. Y eso es, o debiera ser, la literatura y la poesía, algo que rompe entre la broza triste de la vida.

Insecto-palo. (foto Guillermo Trapiello, mayo de 2020)



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