“SIGUE el dinero” es una de las frases más repetidas en las películas de gánsteres y políticos corruptos. Sigue el dinero, y sabrás quién o quiénes están detrás de los delitos. En España podríamos parafrasearlo así: “sigue esa señal de stop”, y cabarás topándote, seguro, con un chanchullo. Hace unos meses este mismo Magazine publicó el trabajo de unos jóvenes que, bajo el nombre de “Nación rotonda”, estudiaba la corrupción canalizada a través del millón de rotondas absurdas e innecesarias que surgieron como setas en España durante el periodo que se conoce como “la burbuja inmobiliaria”.
Hace seis meses, mientras viajaba uno por La Mancha con el fin de escribir cierto reportaje sobre los personajes cervantinos, también para este mismo Magazine, nos perdimos en una de esas carreteras que van de ningún sitio a ninguna parte. Era una pista de tierra que cruzaba de parte a parte la llanura manchega. Confinaba esta con el infinito por los cuatro puntos cardinales. Ni siquiera el Gps tenía jurisdicción allí. Después de vagar una hora perdidos, sin hallar otra cosa que ventas y alquerías en ruinas ni hallar rastro de vida humana, nos cruzamos con otra pista de tierra que parecía venir también de ningún sitio hacia ninguna parte. Pero allí, en la intersección, había una flamante señal de stop, nueva, recién puesta, como un sarcasmo.
Hace dos meses, en tierras leonesas, hemos vuelto a ver toda clase de señales absurdas, alarmantes, nuevecitas: stops para nadie, limitaciones de velocidad en caminos de montaña intransitados, letreros con el nombre de un regato seco... Hemos vuelto a ver señales y letreros parecidos en parajes perdidos de Extremadura, de Castilla, de Andalucía. En todos los casos parecían plantados, además, en el lugar donde más podían atentar contra el medio ambiente, zarpazos en parajes a menudo idílicos. No resulta difícil concluir: alguien se está forrando con esa malditas señales (la hipótesis de que se trata sólo de idiotas es poco convincente). Sigamos el stop y acaso lleguemos a ese alcalde, a aquel presidente de diputación, a aquel otro de comunidad autónoma... Ahora sólo pienso en los obreros que, siguiendo órdenes, llevaron hasta esos lugares absurdos las señales absurdas, en lo que pensarían mientras las ponían y en lo que votarían en las últimas elecciones. Y no sé cómo, todo empieza a cuadrar.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 17 de enero de 2016]
¿"Inmoviliaria"?
RépondreSupprimerSerá la burbuja inmóvil, aunque lo cierto es que se movió lo suyo.
Muchas rotondas contienen auténticos engendros artísticos, el dinero público siempre alegra bolsillos, la cofradía del Bolsillo Alegre es la más numerosa de España, no nos engañemos que no todo está robado.
RépondreSupprimerCuriosa obra de arte la Iglesia Skate de Okuda, en Llaneras ( Asturias ), autentico surrealismo pop.
Todo cuadra: con gran cabreo descubrimos pozos por doquier y sin pensarlo dos veces los rellenamos con visceralidad. Luego, al pasar sobre ellos, pisaremos arenas movedizas. Pero tanto da, oiga.
RépondreSupprimerHabría estado bien fotografiar esas señales y ofrecer todos los datos posibles sobre su ubicación. Alguien tiene que tener, al menos formal y nominalmente, la responsabilidad de su colocación. Hora es de que todos nos impliquemos en la denuncia activa de estos casos, denuncia que gracias a Internet puede alcanzar un grado de publicidad y conocimiento que antes era imposible.
RépondreSupprimerSeguro que hay gente beneficiándose de esta nueva Cultura Megalítica y Magalómana española, pero en su origen es un mero efecto secundario del incivismo.
RépondreSupprimerLos cruces perpendiculares de carreteras se han cobrado cientos de vidas, no porque sean en sí peligrosos, sino porque es peligroso tomarlos a 120 kmh, ignorando incívicamente la limitación de 40. Desagradan esas cifras de muertos, desagradan y quitan votos. Y como el incívico no va a aminorar -esto es un axioma- pues he ahí: rotondas por decenas.
Sé que algunos indicadores absurdos tienen relación con el incivismo y la judicialización de la vida cotidiana. Si un mozalbete cafre pilota un quad por un camino carretero, lo hace como un loco furioso, y en una intersección sin señales embiste a un carro o a un tractor, es más que probable que el malcriado (bien arropado por Mamá Blandiblú) denuncie al Estado, o al municipio por no poner un indicador. Ya que este es mucho más barato que un juicio o una indemnización, los Ayuntamientos de curan en salud: indicadores incomprensibles en mitad de la nada.
Se paga un alto precio por el incivismo. ¿Qué me dice de los resaltes del firme en los pasos peatonales? Son desagradables, incómodos y desastrosos. Destrozan los amortiguadores y arruinan el "paralelo" de las ruedas. Pero no ha quedado más remedio. En mi calle urbana, densamente poblada, abundante en viejos y en niños jugando, rugen los moteros aprendices de homicida pasándose por los pistones la limitación de 40 kmh. Total, que destrozar amortiguadores resulta un mal menor. Y NUNCA verá un guardia multando.
Un (dudoso) consuelo es que no es un mal solo nuestro. Cualquiera que haya caminado por Roma sabe que cruzar la calle es una actividad de alto riesgo. No se detienen ante la persona que está en el paso de cebra. La esquivan y la sortean.
...Y las rotondas suelen contener todo tipo de curiosos artefactos que pueden parecer esculturas. Sería interesante verlas agrupadas. Menuda exposición. Saludos cordiales
RépondreSupprimerLas rotondas son menos peligrosas en los cruces de vías y más baratas que los semáforos. Vivo en un pueblo en Francia que tiene una circulación vigorosa, sobre todo en horas punta. En la carretera secundaria que circunvala al pueblo comunicándolo con otro, la velocidad permitida es de 80 a 90 km por hora, es una recta cortada por tres rotondas. En una de las salidas, la única que ha conservado el trazado perpendicular, ha habido muchos accidentes debidos al choque entre los que ruedan a alta velocidad y los que se incorporan a esta carretera tras respetar un Stop. Salidas riesgosas sin esperar, o cálculo equivocado de la velocidad del que llega que no permite incorporarse con seguridad. La petición de la ciudadanía, tras el último accidente mortal de un joven, ha sido la realización de una rotonda que, obliga a reducir y permite que los conductores respeten las leyes de prioridad en la vía. Las rotondas las siembran con jardines o solo césped, en todas no hay proyectos escultóricos o complejidades arquitectónicas. En París están ampliando la zona de velocidad restringida a 30km/h y, en la mayoría de los pueblos que conozco "los resaltes del firme" están cada cierta cantidad de metros para obligar al conductor a respetar los 50 km como máxima velocidad; cada vez se extienden más en los espacios urbanizados la restricción a 30km, y las zonas donde la máxima autorizada es 30km por hora. Buenos días.
RépondreSupprimerEs cierto Maite. Voy a Francia con frecuencia, y sin duda las rotondas responden a una necesidad, y son eficaces. Es en España en donde hay muchas que sobran y que se utilizan para llenarlas de cualquier cosa. Saludos cordiales
SupprimerO sea que el artículo trata sobre el tráfico y su optimización. Y yo sin enterarme, me van a quitar tres puntos.
RépondreSupprimerTrapiello escribe sobre la corrupción, los trabajos públicos y la organización del territorio.
SupprimerHe visto un reportaje sobre una urbanización en el sur de Madrid, nueva sin habitar, las razones, el lugar inapropiado y alejado de los centros urbanos, se construyó para dar valor a los terrenos de algún aristócrata y se han vendido muy pocas casas y aptos. No recuerdo el lugar preciso. El reportaje era sobre los aeropuertos y las redes de trenes de alta velocidad; en la parte dedicada a la inmobiliaria ponían éste ejemplo de ciudad fantasma.
Jajaja. La verdad es que a veces en este blog se puede poner "seriamente"en duda la inteligencia de sus participantes. No cogen una. AT escribe y ellos lo siguen al pie de la letra, como el cuento de Pulgarcito y el cuento de las mochilas y la Kangoo del 14-M.
Supprimer¿Escribe sobre la organización del territorio? ¡Santo cielo! Escribe sobre seguridad vial, señora mía, sobre seguridad vial.
SupprimerOtra cosa es encontrar en el diccionario la palabra alegoría y ponerse a jugar con ella.
¡Menos mal que contamos con clarificadores de esta envergadura y orientadores intelectuales de esta perspicacia, que nos llevan por el buen camino!
RépondreSupprimerEl señor Trapiello ha empezado refiriéndose a la corrupción y a las construcciones abusivas, desmedidas y absurdas, pero indirectamente, sí, sale a colación la organización del territorio, y hasta la semiótica de los indicadores de tráfico. Otros le han respondido intentando apuntar posibles razones para la proliferación de rotondas o de señales. ¿Cuál es el problema?, porque yo no veo ninguno. ¿Están prohibidas las disgresiones, la elucubración o las glosas? Que me aspen si entiendo algo, porque yo en este blog he llegado a leer incluso narraciones de política-ficción que no parecían molestar a nadie.
¿Han sido fichados reglamentistas rigurosos? ¿Se ciernen sobre los textos inquisidores estrictos, velando por la "pureza de sangre" del contenido? Que no nos pase nada a los modestos comentaristas o ingenuos transeúntes si caemos en manos de "los puros".
Ja, ja. No se ha dado usted cuenta: es que estos sujetos (los anónimos de arriba) son de la PB (Policía de los Blogs).
SupprimerExistía la cárcel de papel para reprimir las paridas. Y quienes tenian sus llaves no eran precisamente policías. No sé si me explico.
SupprimerOh! No estaba al tanto de la nueva distracción de las autopistas de la información: "un censor de inteligencia". El problema es no saber, seriamente, qué disfrutaría más, si medir o borrar.
RépondreSupprimerOrtega escribió: " Un suceso es solo un punto de una esfera y solo puede ser tratado ordenadamente cuando se le somete a una interpretación esférica." Perspectiva y geometría.