INVITADO a ello por Luis García Montero, ha iniciado uno este relato de asunto cervantino, que continuará Juan Marqués, Carlos Marzal y cerrará Pedro García Montalvo. O sea, un relato a cuatro manos, que se publica hoy en infolibre y que empieza así:
Los alumnos
de 2º del colegio Nuestra Señora del Mar, de El Ronquillo, fueron dejando en la
mesa del profesor, al entrar en clase, el trabajo de redacción de tema único:
“Don Quijote ha vuelto”.
La idea de los
responsables de Educación de la Junta de Andalucía fue esta: para conmemorar el
cuarto centenario de la muerte de Cervantes los alumnos de EGB y Bachillerato debían
encontrar, entre las gentes de hoy, nacionales o extranjeras, a quien en su
opinión encarnara mejor las virtudes, se supone que explicadas por los
profesores en clase, de don Quijote de la Mancha. Los trabajos participarían en
un concurso, cuyo primer premio consistía en un viaje de tres días con los
gastos pagados a Argamasilla de Alba y otros lugares quijotescos.
José Luis
Pellitero, que fue uno de los que acogió con entusiasmo la iniciativa de la Consejería,
se llevó aquellos trabajos a su casa y esa misma tarde los leyó.
Como buen
cervantino le gustaron todos, en todos encontró algo genuino y los que no le divirtieron
por discretos, le hicieron sonreír por disparatados. ¿Quiénes eran los nuevos quijotes en opinión de sus alumnos? Había
para todos los gustos: el Rey Felipe, algún que otro político, científicos,
voluntarios, cooperantes y activistas de oenegés, Cristiano Ronaldo (“por
razones humanitarias”, y aquí soltó la carcajada, y también cuando llegó a la
parte en la que aparecía Leo Messi como Sancho Panza), Bill Gates (en este
coincidieron cinco o seis) e incluso hubo una alumna, esa que está enamorada en
secreto de su profesor, que no dudó en elegirle a él, José Luis Pellitero, si no
como nuevo don Quijote, sí como reencarnación de Cervantes, ya que le había
oído decir a él en clase que seguramente don Quijote tenía tanto de loco como
de cuerdo, pero también que se parecía mucho a Cervantes en lo guasón. No
obstante de todos los trabajos el que sin duda llamó más la atención del
profesor fue el de Farouk Abdelhay. No le extrañó, porque lo tenía por uno de
los más inteligentes, aunque fuera también uno de los que le alborotaban la
clase. Fue el único que había encontrado a don Quijote en El Ronquillo.
Pellitero dio
las gracias a sus alumnos, celebró el alto nivel de los ejercicios, comentó
varios de ellos y anunció que el seleccionado para concursar era el de Farouk.
Se armó un
grandísimo revuelo, con alborotos y parabienes, porque Farouk tenía muchos partidarios,
y también se oyeron dos o tres tímidas protestas de algunos envidiosos que no
entendían cómo un moro que ni siquiera era capaz de hablar español sin acento
fuese el ganador de un trabajo de lengua.
Al acabar la
clase, Farouk, a solas con el profesor, le dijo que no quería concursar, en
realidad le dijo que no podía concursar: si llegaba a oídos de su padre que
había contado aquello, lo mataba.
Este era el
hecho: un domingo de hacía un año, recién llegados a El Ronquillo, cuando
apenas les conocía nadie en el pueblo, a su padre lo sorprendió el guarda de La
Solana furtiveando la finca de la marquesa de Ajales, setencientas hectáreas, un
tercio de cereal, otro de olivar y otro de monte. Lo llevaba a punta de
escopeta al cuartelillo. Al rato se cruzó con ellos Braulio, albañil y muy
conocido en el pueblo. Venía de cazar del coto cercano que tenía la Sociedad de
Cazadores de El Ronquillo. El guarda le contó lo que pasaba y le mostró
triunfal la liebre que había decomisado a aquel hombre. Preguntó Braulio al
furtivo si era verdad lo que decía el guardia, y este asintió con la cabeza, y
en mal castellano añadió que ponía los lazos por necesidad. El guardia apenas
le dejaba hablar y repetía prolijo: “Pues no haber entrado en mi finca, so
cabrón; a robar a tu país, que allí bien que os dan por culo, y os cortan la
mano” (esta parte José Luis Pellitero era partidario de redactarla de otro
modo). Braulio, que oía aquello en silencio, dijo al fin, mira Manolo, tú eres
un gilipollas (también habría que cambiar esta palabra) si por una liebre montas
este escándalo; ¿no te acaba de decir que lo hace por necesidad? Devuélvele la
liebre y déjale marchar. No me toques los cojones (ídem) y métete en tus cosas,
le respondió el guarda. Discutieron al principio normal y luego a gritos, hasta
que Braulio lo apuntó con la escopeta y le dijo que o lo soltaba o le soltaba a
él un tiro en la barriga, y que si no, iría él mismo a la Guardia Civil a
denunciarlo por abuso de autoridad.
No tuvo otra
el guarda que soltarlo, y Karim, padre de Farouk, en cuanto se vieron libres de
él, se lo agradeció con lágrimas en los ojos y no consintió que Braulio se
fuese sin antes pasar por su casa y conocer a su familia, a su mujer, a su
suegra, y a sus cinco hijos, la mayor de los cuales, Axa era entonces una
muchacha de diecisiete años, alta para su edad, bellísima, con unos ojos
grandes y negros como aceitunas y una sonrisa que no parecía de este mundo.
Braulio, soltero, treintaisiete años, se enamoró de ella desde aquel día y empezó
a frecuentar la casa de Karim, y sin que nadie se explicase cómo, pues jamás
los vieron hablar ni nadie sospechaba nada, el mismo día en que Axa cumplió los
dieciocho, Braulio se la llevó a vivir con él. Los padres y hermanos de Braulio
dejaron de hablarle y los padres y tíos de Axa amenazaron con raptarla y
devolverla a su aldea, donde la habían prometido a un viejo desde que era niña,
y si no, la matarían.
Y de paso me corta
los güevos (habla bien, Farouk, le amonestó el profesor), si llega a oídos de mi
padre que he contado esto. Pero nadie le podría quitar de la cabeza a él, Farouk,
que de no haber sido por Braulio a su padre lo hubieran metido en la cárcel y
los hubieran deportado a todos. Braulio era un nuevo don Quijote, decía en su
redacción, pues había remediado una grandísima injusticia a punto de cometerse,
y aunque ahora las cosas, anduvieran tan revueltas en su casa, para él Braulio
seguía siendo un quijote. Cierto que
esa parte de la historia ya no la había metido en su trabajo (dos folios), pero
tenía muchas razones para seguir pensando que quien se había arrejuntao (juntado, Farouk, le corrigió
el profesor) con su hermana era un gran tipo, por cosas que le había contado de
él su hermana, cuando iba a visitarla en secreto, y por cosas de las que él
mismo era testigo, y que tenían que ver con el contrabando de tabaco.
De estos
últimos negocios, naturalmente, no le dijo una palabra al profesor.
Excelente, el Quijote acogería los refugiados, las ideologías no llevan a ningún lado, lo humanitario
RépondreSupprimersí.
Acabo de leer un estupendo articulo suyo en el Mundo, creo que somos más que amigos del Quijote, en mi caso gracias a usted. Que autenticas son las ilustraciones de Doré.
Luego acaba el Quijote hablado del Ojo Critico, y está noche el Quijote de mi paisano, ahora acabó de intervenir en la radio en Esto me suena hablando de Gines y su mono, y son muchos los oyentes que están hablando del Quijote, la eternidad está aquí.
No era Cervantes de la santanderina Unquera asturiana?
SupprimerCervantes le puso los cuernos a un tabernero asturiano, de hecho tubo una hija llamada Isabel con la tabernera. Cosas que pasan, supongo que esta verdad en Oviedo se desconozca.
SupprimerDiarrea mental y estreñimiento sintáctico son síntomas preocupantes que exigen una urgente colonoscopias.
SupprimerY no se preocupe ni de los asturianos ni de la tabernera ballestera, que por el este ya nos hemos apoderado hasta de Castro Urdiales.
Precioso comienzo. Cómo sigue?
RépondreSupprimer"Andrés Trapiello inicia este relato colectivo cervantino que continuará Juan Marqués y publicará tintaLibre en su número de junio".
Supprimerhttp://www.infolibre.es/noticias/los_diablos_azules/2016/04/22/no_que_parece_don_quijote_vuelto_48493_1821.html
Gracias, Andrés, me has alegrado el domingo (qué día, dios mío!). Una vez más, gracias por la Literatura.
RépondreSupprimer:)