Yo no pude ni con el Ulises ni con A la recherche y tampoco me considero peor, es mas, el reconocimiento lo hace a uno mejor. El placer de leer termina cuando se convierte en un esfuerzo.
A mí me pareció que al Ulises se le notaba demasiado el esfuerzo por la ruptura, la artificiosidad, la originalidad estrafalaria, y esto termina cansando.
Pero La Recherche me fascinó y me sigue pareciendo de los libros más bellos y sugestivos que he leído nunca, con sus frases largas y retorcidas, con sus cascadas de subordinadas que reflejan con toda exactitud el torbellino y el flujo incesante y proceloso del acaecer mental. Traducido u original, sencillamente MARAVILLOSO.
Después de leer la entrevista, me parece que Andrés Trapiello, junto al arte de la Literatura, practica igual de bien el arte de no definirse. En cuanto a los libros en debate, ambos me parecen magníficos, hitos en la historia de la literatura. Le Temps Perdu es la culminación y el cierre de la novela clásica. Ulises es el principio de todo lo nuevo que habría de venir, y quizás no se puede leer como el Quijote, de un tirón, sino espaciándolo a lo largo de un tiempo, digamos un año o dos, para poder descubrir, analizar y disfrutar sus infinitas, casi inacabables, referencias cruzadas.
El encuestador (llamarle periodista es un exceso) se ha olvidado de preguntarle qué se llevaría usted a una isla desierta, o si prefiere la carne al pescado o, ya que se trata de literatura, cuál es el libro más gordo que ha leído y cuánto tiempo le llevó. Es un test penoso -no una entrevista-, como hecho por políticos para tornarse después estadística telediaria, como un formulario para celebrities al uso (perdón, amigo Mesonero). Me parece bien que se salga usted por la tangente de la ironía, y criptocite a Baroja como quien se resigna a la incuria. No debe de ser fácil manejarse por esas alturas betunales o bituminosas. Pero gracias, siempre, por su literatura de verdad. J. Ángel Gómez
Como decía Borges (véase su "Curso de literatura inglesa"), no hay que empeñarse en leer a un autor (o un libro) que nos aburre. Incluso tratándose de Shakespeare. Él decía a sus alumnos: déjelo, hay otros libros, Shakespeare no ha escrito para usted. Quizá lo haga más adelante. Yo digo lo mismo.
Se agradece la sinceridad de: "Tantos como los que he leído mal o a medias. En esto, como en todo, se va tirando, y..." Hay de aquellos que se deslumbran de su propio yo, hay de los que no comprenden que nadie pasa de ir tirando. A mí me lo enseñaron a medias la vida y Simone Weil. La gran tarea de la vida, y ésta sí que es para sentir cierto orgullo de sí, es acabar un poco menos imbécil de lo que hemos empezado. En la vida, solo se va tirando y entenderlo antes de morir es parte de la victoria. Buen día.
Es que creo que se debían corregir los "Hay... hay" de arriba por "Ay... ay". Podrían pasar así, pero lo cierto es que son simples faltas de ortografía. Aquí salgo con mi nombre de pila, pero en la triste realidad soy un burro, y además un poco salvaje: Onagro.
Yo no pude ni con el Ulises ni con A la recherche y tampoco me considero peor, es mas, el reconocimiento lo hace a uno mejor. El placer de leer termina cuando se convierte en un esfuerzo.
RépondreSupprimer¿No pudo con las traducciones del "Ulises" y de "La recherche", quiere usted decir?
SupprimerA mí me pareció que al Ulises se le notaba demasiado el esfuerzo por la ruptura, la artificiosidad, la originalidad estrafalaria, y esto termina cansando.
RépondreSupprimerPero La Recherche me fascinó y me sigue pareciendo de los libros más bellos y sugestivos que he leído nunca, con sus frases largas y retorcidas, con sus cascadas de subordinadas que reflejan con toda exactitud el torbellino y el flujo incesante y proceloso del acaecer mental. Traducido u original, sencillamente MARAVILLOSO.
Después de leer la entrevista, me parece que Andrés Trapiello, junto al arte de la Literatura, practica igual de bien el arte de no definirse.
RépondreSupprimerEn cuanto a los libros en debate, ambos me parecen magníficos, hitos en la historia de la literatura. Le Temps Perdu es la culminación y el cierre de la novela clásica. Ulises es el principio de todo lo nuevo que habría de venir, y quizás no se puede leer como el Quijote, de un tirón, sino espaciándolo a lo largo de un tiempo, digamos un año o dos, para poder descubrir, analizar y disfrutar sus infinitas, casi inacabables, referencias cruzadas.
El encuestador (llamarle periodista es un exceso) se ha olvidado de preguntarle qué se llevaría usted a una isla desierta, o si prefiere la carne al pescado o, ya que se trata de literatura, cuál es el libro más gordo que ha leído y cuánto tiempo le llevó. Es un test penoso -no una entrevista-, como hecho por políticos para tornarse después estadística telediaria, como un formulario para celebrities al uso (perdón, amigo Mesonero). Me parece bien que se salga usted por la tangente de la ironía, y criptocite a Baroja como quien se resigna a la incuria. No debe de ser fácil manejarse por esas alturas betunales o bituminosas. Pero gracias, siempre, por su literatura de verdad.
RépondreSupprimerJ. Ángel Gómez
Como decía Borges (véase su "Curso de literatura inglesa"), no hay que empeñarse en leer a un autor (o un libro) que nos aburre. Incluso tratándose de Shakespeare. Él decía a sus alumnos: déjelo, hay otros libros, Shakespeare no ha escrito para usted. Quizá lo haga más adelante. Yo digo lo mismo.
RépondreSupprimerSe agradece la sinceridad de: "Tantos como los que he leído mal o a medias. En esto, como en todo, se va tirando, y..." Hay de aquellos que se deslumbran de su propio yo, hay de los que no comprenden que nadie pasa de ir tirando. A mí me lo enseñaron a medias la vida y Simone Weil. La gran tarea de la vida, y ésta sí que es para sentir cierto orgullo de sí, es acabar un poco menos imbécil de lo que hemos empezado. En la vida, solo se va tirando y entenderlo antes de morir es parte de la victoria. Buen día.
RépondreSupprimerEs que creo que se debían corregir los "Hay... hay" de arriba por "Ay... ay".
RépondreSupprimerPodrían pasar así, pero lo cierto es que son simples faltas de ortografía. Aquí salgo con mi nombre de pila, pero en la triste realidad soy un burro, y además un poco salvaje: Onagro.