PARECE que ha llegado ya a las librerías estos días de atrás la última entrega del Salón de pasos perdidos. Se la deseo a sus lectorxs corta y larga, como suele decirse. Bien sé los buenos ojos con que la mayoría de ellos las lee. Se lo he agradecido siempre y se lo agradezco ahora. Todos y cada uno de ellos forman parte para mí de ese "a quien conmigo va" que lo dice todo.
Aquí va el prólogo. No te quitará mucho tiempo. Es corto, no sé si largo.
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«Cuando escribo, me las arreglo muy bien sin la compañía ni el recuerdo de los libros, por miedo a que interfieran en mis ideas», escribe Montaigne. Una de las fantasías que más tientan a los hombres inteligentes es la de fingirse sinceros y menos inteligentes de lo que son en realidad. ¿Por qué? Quién lo sabe. En su caso, no hay libro que dependa más de los libros ajenos que esos Ensayos en los que glosó todos los que se habían escrito desde la Antigüedad hasta ese momento. En cambio, se acercó bastante a la verdad al confesar esto (y habría que retitularlos Ensayos íntimos): «Para lo que yo quiero me viene muy bien escribir en mi casa, en una región medio salvaje, donde nadie puede ayudarme ni corregirme y en la que no suelo oír a nadie que entienda el latín de su padrenuestro, y apenas el francés. La hubiera hecho en otro lugar, pero habría sido una obra menos mía. Y su fin y perfección principal radican en que sea exactamente mía». Y declara a continuación que no evita ni los errores de lengua que le son propios ni «ninguna de las expresiones descaradas de las que se emplean en las calles francesas».
La aspiración de Valdés y Cervantes de escribir como se habla se ve que es secular y de cualquier parte, y «que toda afectación es mala», por carta de más o de menos.
Al publicarse Sólo hechos, X y Z, dos buenos amigos, me aconsejaron suprimir los prólogos que van al frente de cada entrega. En el último se trataban asuntos de oficio, si este Spp es o no una novela, y cosas por el estilo... «Mejor el asesinato que la explicación», recordó X, citando a su amigo JBergamín, y añadió: «Haz como Knausgård, y entra directamente en el relato. Su obra es extraordinaria. ¿La has leído?». Reconocí avergonzado que no, perdiendo con ello la oportunidad de parecer un hombre de mi tiempo. En cuanto a Z, me aconsejó que debería ir desentendiéndome de las porfías literarias que tanto afean cualquier obra distinguida.
El caso es que a mí me gustan los prólogos, porque casi nadie les presta atención. Vienen a ser como esos carraspeos de los instrumentos musicales, antes de que salga a escena el director de orquesta. Y si no cuento las cosas que me pasan, ¿de qué podría hablar? Pero estoy de acuerdo con Z: nada me mortifica tanto como formar parte del «mundillo literario». Y qué vergüenza paso cuando en una oficina cualquiera o en la consulta del médico me preguntan qué profesión tengo. Ya casi nunca digo «escritor». Estoy deseando que me llegue la edad para poder presumir de «jubilado». Y claro que podría escribir de otras cosas si llevara otra vida, pero eso significaría que habiendo llevado otra distinta, no habría vivido lo mejor de la mía ni, por descontado, conocido a X y a Z, también del «mundillo», a su pesar. Decididamente, hace uno lo que puede con lo que tiene a mano, «exactamente mío».
Me parece bien dejar que estos libros se vayan haciendo un poco solos. Comprendo que se les reproche la falta de cultivo o cultivarlos en estos arenales nuestros, pero entiéndase también que quiera yo «sembrar avena loca ribera de Henares». Me gustaría que se tomara esta mía por literatura estival. Y que quede a la orilla de un camino o de un río, alegrando a los que pasan. Si pasan; y si no, ya pasarán. Hay tiempo.
No cabe por mi parte mayor sinceridad.
Ilustración de cubierta: dibujo de Javier Pagola |
¡Que buena noticia! Un nuevo tomo del SPP, creo que es el número 21. Enhorabuena a AT por esta serie, que espero sea muy duradera. Una maravilla leer estos diarios que empiezan en eso (diarios) y terminan en novela.
RépondreSupprimerDebería usted atreverse a trasladar aquí su postura admiradora hacia el independentismo catalán que con tanta visceralidad expone en el blog de García Martín. Quién picotea en dos parroquias corre el riesgo de ser considerado anatema en las dos.
SupprimerVáyase a ese espacio donde prevalece la ira y dejenos tranquilos a los constitucionalistas.
No sé si el Anónimo piensa algo lo que dice, o prefiere no tomarse ese trabajo. ¿De modo que está de más, en el blog de AT, alegrarse de que se haya publicado un nuevo libro suyo y elogiar a su autor, y eso sólo porque quien lo hace tenga, si es que las tiene, ideas distintas de las suyas? Está visto que el independentismo tiende a desarreglar cabezas en ambos bandos. Lástima.
SupprimerLa afrenta soberanista es suficientemente grave e indignante, como para que quien la vitorea se quede en casa con sus colegas. Aparecer aquí porque se comunica la aparición de una obra en las librerías, es ridículo, incongruente y hasta hipócrita, además de absolutamente imprudente.
SupprimerVoy corriendo a la librería . Nada mejor para soportar estos días de latazo electoral, necesario, pero latazo...
RépondreSupprimerMuchas dudas de que la obra de Knausgård sea fantástica. A mi me parece un bluf, un gran aburrimiento, un autor sobrevalorado por alguna crítica y los medios afines. Pero bueno, sobre gustos...
RépondreSupprimerEnhorabuena.
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