Los artículos
que contiene este libro se publicaron en 2007, año en que transcurren los
hechos narrados en Mundo
es. La coincidencia ha hecho que haya leído los dos libros al
mismo tiempo. Interesante experiencia, para mí al menos.
* * *
REPASO los artículos que
van reunidos aquí, y me parecen remotos, de otra persona y de una vida que no
fue mía. Busco en ellos señales que refuten esta fantasmagoría y no hallo
nada seguro. Si releyera el tomo correspondiente del Salón de pasos perdidos del
año en que se publicaron, 2007, no serviría de nada. Seguiría vagando
alrededor de mí mismo, buscando una salida, una poterna. Ahora mismo,
mientras escribo este prologuillo, anda uno poniendo en limpio aquellos
cuadernos de 2007 para darlos a la imprenta, diez años después y con el
título de El buen suceso [en realidad acabó saliendo con el título primero
suyo: Mundo es], y no veo
similitudes con estos artículos. ¿Lleva uno acaso doble vida, la de quien
los escribe y la de quien llevaba aquellos diarios larvados de novelas?
¿Somos el mismo? Es cierto que el primero de los artículos publicados en
este libro, «Cabeza y cola», fue objeto de unas páginas en Sólo hechos, el penúltimo de
los tomos del Spp.
Pero todo es confuso, la vida es caótica cuando la mira uno mismo de
cerca. Diez años después de escritos, ¿fueron los hechos que llamaron
nuestra atención y de los que se habla en ellos, los hechos, aquellos
llamados a representar aquel año de 2007? Hay tantos hechos... Y a menudo
sucede al revés: que la gente recuerda incluso aquello que no sucedió
jamás. Sí, para mí lo que sucedió en 2007 está resumido en estas
cincuentaidós entregas. Hoy, cuando vivimos la apoteosis de los «hechos
alternativos» y «la posverdad», estos cincuentaidós capitulillos serán
todo cuanto yo pueda presentar como mis propios y modestos episodios
nacionales.
No he hecho nunca la prueba de ir leyendo a la par uno de estos tomos de artículos y el correspondiente del mismo año del Spp. Podría hacerse. Uno al lado del otro. Empiezan y terminan todos en la misma fecha, de Año Nuevo a San Silvestre. ¿Se repiten, se solapan, se armonizan los temas tratados? No mucho. ¿Entonces? No sabría decirlo. Diez años después me parece que artículos y diarios participan de un tono parecido. Los artículos serían tal vez sucintos pasos en un salón de baile, en tanto los diarios tienden a la profusión de las verbenas. Eso podrá ser. Y añadiría que algunos me parecen migajas para echar de comer a las palomas. Este es un librito al que yo mismo le digo: «Adiós, hermano; adiós, donaires».
[Prólogo de Costanilla de los desamparados, La Veleta, Granada,
2017]
Anoche, leyendo las peripecias colombianas que se cuentan en Mundo es, y no sé si asustando a los vecinos con las carcajadas, pensé: hay que darle las gracias, una vez más, a AT.
RépondreSupprimerPues eso.
David Fdez.
Creo que, de alguna manera, siempre hay algo de nosotros en la ficción. Nuestra manera de observar quizás...
RépondreSupprimerEl tema de la portada es muy adecuado para que lo hubiera diseñado la mano de G., pero o nadie lo considero o la prudencia paterna decidió desconsiderarlo.
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