25 février 2018

Céline, Sade y la cigarrera

POR los mismos días en que el editor Gallimard decidía no publicar los panfletos antisemitas de Luis-Ferdinand Céline, el Estado francés, para evitar que saliera a subasta (precio estimado: entre cuatro y seis millones de dólares), declaraba “tesoro nacional” el  por lo demás espectacular manuscrito de la novela del marqués de Sade Los 120 días de Sodoma, y se estrenaba una “versión” de la ópera Carmen, de Bizet, en la que la cigarrera acaba de una puñalada con su novio, y no al revés, tal y como escribió Próspero Merimée. Tres bolas de billar en el tapete de este artículo con las que trataremos de dibujar un esquicio costumbrista.

Veamos. Los panfletos. Mea culpa, Bagatelas para una masacre, Escuela de cadáveres. Su venta no está prohibida en Francia (¿a quién quieren confundir?: en internet están todos disponibles), pero su autor se negó,  después de 1945, a reeditarlos. ¿Por mala conciencia? Ja. La línea argumental de su autodefensa, en el juicio que se siguió contra él tras la guerra, fue la de un cínico megalómano: “De haber tenido algo que ver con las deportaciones de judíos, eso se habría hecho mejor”. ¿Son en verdad estos panfletos tan corrosivos como trató Céline que fueran? Bernanos se los tomó a risa: “Esta vez Céline se ha equivocado de urinario”. Yo los he leído, claro que hace treinta años, en una Europa sin nazis,  cincuenta después de ser escritos,  y me parecieron ya entonces sólo una vomitona demencial. En todo caso Céline no es, en relación a los judíos, menos reprobable que Sade en relación a las mujeres, dijera lo que dijera a este respecto Simone de Beauvoir, y diga lo que diga la correcta opinión de los franceses que consideran a Céline el mejor escritor del siglo XX, junto a Marcel Proust. Si Los 120 días de Sodoma es un “tesoro nacional”, ¿qué impide que lo sean esos panfletos? Una mezcla de hipocresía, oportunismo y no haber entendido la lección: “en arte, la ética precede a la estética”.

Y aquí llega la bola de billar a Carmen. Han adulterado su argumento no, como aseguran sus perpetradores, tan vivales y cínicos, por razones éticas, sino sólo, Oprah Winfrey,  por una frivolidad estética igual de hipócrita, oportunista y... teatral. Frente a eso, es comprensible que los adultos, Catherine Deneuve, reclamen su derecho a creer que los niños no vienen de París. 

    [Publicado el 25 de febrero de 2018 en el Magazine de La Vanguardia]

6 commentaires:

  1. Adulteran ahora el texto original de Merimée con el mismo grado de hipocresía y desfachatez que en su día Bizet se apropió de la música de Iradier. Tanta habilidad y cinismo le iluminaron en el atraco que pocos conocen el fraude, los españoles los que menos, como suele ser habitual en cuestiones que no son de fútbol.
    Carmen a cuatro bandas y con retroceso.

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  2. Jose Fuentes Miranda25 février 2018 à 20:00

    Andres: muy bueno el articulo. En cuanto adulterar argumentos y creer que los niños vienen de Paris, que se lo digan a los del proces...

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  3. Jose Fuentes Miranda1 mars 2018 à 17:48

    Si será cierta la creencia de muchos, lo de los niños procedentes de París, que el "parlament" sigue empecinado en lo de la independencia, con delincuentes huidos y encarcelados; con la ruina de una región que siempre ha sido rica, la catalana; hasta con cambios físicos de alguna adalid del procés, que parece mentira, convierten la cochambre en algo que se aproxima, si cabe, a una relativa belleza. En fin, lo ya dicho, paciencia y barajar.

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  4. Mi querido y admirado Andrés, en el libro que acabé de leer el otro día, los diarios de Pániker, El Cuaderno Amarillo, se hablaba de usted, y lo calificaba de melancólico, “escritor de nimiedades y resentimientos”. No estoy de acuerdo. Es usted un escritor gracioso, irónico y con retranca, y habla, al menos para mí, de temas que me interesan mucho: la literatura, el amor, el arte, las mujeres, la enfermedad y un tan largo etcétera que abarca toda la vida, porque habla en este volumen, el último de sus veintitantos tomos, de todo lo que le pasa; es decir, de todo lo que nos pasa. Le gusta la vida y lo confiesa: “La cultura sola, en especial la cultura de libros, sin el condimento de la vida, te la arruina de modo irremediable…”.
    No es el primer libro que leo de usted, cómo no, Las Armas y las letras, y algunas novelas, pero es el primer tomo que leo de su SPP, y “me jode” porque son veintiún tomos –y lo que viene- y no son precisamente baratos. Por cierto que hay algunos tomos que son difíciles de encontrar y cuando los encuentra uno valen una pensión –contributiva-. ¿No podría hacer algo al respecto?
    También dice Pániker que se pasa la vida entre libros pero, ¿se puede decir elogio más acertado de un escritor como usted? Mentira. Como usted diría: cada hora tiene su afán.
    En defensa de Pániker diré que el autor medio indio confiesa que lee a menudo sus diarios por “afinar el instrumento”. Este libro, Mundo es, no tiene en verdad forma de diario con sus entradas en fechas. Los párrafos al igual que los temas discurren como un arroyo de aguas claras y saltarinas. Qué más da si acordamos que es una novela en marcha.
    Creo que cuenta cosas interesantes y los lectores se lo agradecemos. Está entre los dos o tres mejores vivos, y si me apuran, sumando a los muertos. Los temas que toca los toca siempre con fundamento. Nos puede hablar del Rastro y lo hace bien porque lo conoce a fondo. Hace un par de domingos estuve allí, en el Rastro, y entré a una librería de viejo. Pregunté si tenía alguno de sus libros. No tenía pero le conocía –era un hombre mayor de pelo canoso-: “Viene mucho por aquí con su amigo el gordo” –antiguo director del Reina Sofía-. Yo le dije que estaba leyendo el último de sus diarios y que hacía poco había escuchado dos deliciosas conferencias sobre el Rastro en la Fundación Juan March. “Es de los que más saben del Rastro”. Quise remarcar. “¡Qué va a saber! Quienes saben de verdad somos nosotros que llevamos aquí toda la vida”. Me hizo gracia. Me dijo también que era duro en los tratos para el regateo. También tuve la esperanza de encontrarle por allí y que me firmara mi Mundo es.
    Ayer mi hija pequeña me preguntaba si me pasaba algo o me estaba volviendo loco. En el baño no paraba de carcajearme, como un perro sarnoso. Es usted gracioso como un sevillano o un gaditano gracioso, pero con las riendas sujetas y apretadas de un leonés; supongo. Encuentra la comparación o la metáfora perfecta siempre. Sus escenas son escenas de verdadero suspense aunque narre el encuentro apenas existente con una chica cada día en el metro. A lo largo de los párrafos uno se pregunta: ¿La abordará? ¿Vencerá su timidez o será capaz de dirigirle la palabra alguna vez? Y no defrauda porque la realidad es fantástica, o sea, real. Me ha interesado doblemente porque yo también tomaba esa línea de metro cada día y me enamoraba tres o cuatro veces en cada trayecto, quizá una década más tarde.
    Me pasa con este libro lo que con unos pocos: veo los pendientes, una veintena o más, y me digo: ¿Me llenará alguno de estos como éste?
    Acabo citando a su querido JRJ: “Lo malo de la muerte no ha de ser sino la primera noche…” “… y eso, si llegas”. Espero que usted tarde mucho en alcanzarla para que pueda seguir disfrutando y escribiendo. Muchas gracias.
    Herminio GR.


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  5. En España hemos pasado de un machismo visceral a un ultrafeminismo sectario, que intenta incluso retorcer y modificar el idioma hasta la irracionalidad. Empezamos, hace ya tiempo, con aquello de jóvenes y jóvenas y ahora estamos en portavoz y portavoza. “Cuida amorosamente a los enfermos, no malgasta la hacienda, ni regatea en lo que sea comodidad para la casa”. Son palabras del maestro Azorín, refiriéndose a la mujer española, escritas hace un siglo; si no tenemos en cuenta la época, pueden interpretarse esas opiniones del escritor como de corte machista. Sin embargo, las que se transcriben a continuación, que forman parte del mismo párrafo, ya no pueden considerarse tan machistas: “En su persona, bajo la bondad, bajo la más afable cortesía, encontramos un fondo de energía indómita. Y esa sensación de impetuosidad; esa sensación de fortaleza que se alía a la gracia y a la sensualidad más delicada, es precisamente lo que da su atractivo insuperable a la mujer de España”. Todos estamos de acuerdo en que la mujer tiene que equipararse e igualarse al hombre, en todos los aspectos sociales, laborales y jurídicos; lo que no se pueden destruir son las esencias y las diferencias, complementarias e enriquecedoras, en cuanto a la sensibilidad, los sentimientos y las características físicas. Como diría Jardiel Poncela, todo tiene un límite, incluso la provincia de Badajoz. El machismo y el feminismo, también.

    José Fuentes Miranda.

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  6. Jose Fuentes Miranda10 mars 2018 à 16:08

    Puede ser que la vida sólo sea una herida abierta que sólo se cura o cicatriza con la muerte. De todas formas, nos empeñamos, y lo conseguimos, en complicarla y hacerla más difícil. Hace ya tiempo fuimos a la luna, aunque muchos sigan en ella. Del gran avance de la centralita única de teléfono en pueblos y ciudades, pasamos al teléfono domiciliario y, en la actualidad, al móvil que ha facilitado las comunicaciones a cualquier hora y desde cualquier lugar, pero que también produce aislamiento, accidentes y adicción como una droga más. No digamos el gran avance que ha experimentado la medicina, que ha permitido, aunque a veces se llegue en pésimas condiciones, que las personas vivan más de cien años. Sin embargo, la soledad, la incomunicación, la violencia, el materialismo, los malos modos y la insolidaridad se palpan y se respiran como la contaminación en las calles. Ya lo dijo un farmacéutico poeta: “Ni con paracetamol, doctor, ni con aspirina ni con amoxicilina ni con friccione de alcohol. ¡No hay ninguna medicina¡ Sólo hay para su dolor comprimidos de ternuras y cápsulas de fervor. Que este dolor no se cura más que con curas de amor”. Parecen unos versos algo cursis, pero que encierran una realidad muy actual.

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