9 novembre 2019

Mañana y Sabed que pervivo


Sabed que pervivo

JORGE BUSTOS

Es en este grave instante español cuando el liberal se levanta del sofá para comunicar a los expertos la noticia de su existencia



JOSÉ MANUEL VIDAL / EFE
El jueves me llamó Elvira Roca y me razonó lo que pasa con Ciudadanos. "Su votante no es como el de los demás partidos, que tienen clientela fija. Al votante de Cs lo tienes que convencer en cada elección". Si Elvira está en lo cierto, todos los males de Rivera proceden de su éxito de abril, cuando recibió demasiados votos prestados que lo empujaron a ser quien no debía. Desde septiembre ocupa su posición original, pero nadie regresa indemne a Ítaca, si regresa. ¿Se dará cuenta a tiempo el votante de que Cs es mucho más importante que Albert Rivera y de que ha de votar al segundo para proteger lo primero? Sin una sigla que aspire a la representación de la idea liberal, España se precipita a la reedición de su peor pasado. No se trata de salvar al general malherido, sino de mantener en pie el estandarte del centro en un país amenazado por tal grado de sectarismo que por momentos se vuelve irrespirable.
El liberalismo es un credo delgado, una temperatura moral antes que una ideología, una doctrina tan modesta que en su ideario incluye la disposición a entenderse con el que piensa de otro modo. Su único principio inamovible es la aversión al dogmatismo tribal y el recelo del poder no sometido a la ley que a todos nos iguala. Al verdadero liberal se le conoce porque sabe revisar sus posiciones y asume el precio electoral de todo pacto porque ese es el privilegio del coraje. Por eso, de cuantos errores ha cometido Rivera hay uno del que puede estar orgulloso: la acusación de veleta por levantar vetos. Llamar veleta a un centrista no es más que la forma que tienen los erizos de llorar por no ser zorros. Y gritar consignas testosterónicas no revela más valor sino menos inteligencia. La moderación exige una sosegada seguridad en uno mismo desde la que abrazar el mundo, que nunca se detiene, mientras que la aparente firmeza del fanático solo esconde el miedo infantil a lo desconocido. La voz más alta suele pertenecer a quienes más paralizados están por el pánico a lo nuevo o lo distinto, aunque esos paralíticos intelectuales en España han pasado demasiadas veces por hidalgos de mucha honra.
Hay razones prácticas para votar mañana a Cs: es el único partido que puede poner límites a Sánchez y evitar a la vez que el alma del PP sea canibalizada por Vox. Si Cs se desploma, el bloqueo es seguro. Todos sentimos que el ambiente se enrarece día día, que a un extremismo contesta otro extremismo. Pero es en este grave instante español cuando el liberal une a la cabeza el corazón. Y por muy decepcionado que esté o muy deprimido que lo quieran, oye las campanas que doblan a muerto y se levanta del sofá, serenamente, para comunicar a los expertos la noticia de su silenciada existencia. «Sabed pese a todo que pervivo. Y que España será también lo que yo diga».

Mañana

En estas elecciones, apoyemos a los que expliquen cómo pagaremos lo que necesitamos sin crear desigualdades entre españoles y sin desfondar el país





Albert Rivera, el pasado miércoles durante su intervención en un acto con simpatizantes a bordo de un barco en Sevilla.
Albert Rivera, el pasado miércoles durante su intervención en un acto con simpatizantes a bordo de un barco en Sevilla. PACO PUENTES


Despierten las almas dormidas y sobre todo las anestesiadas. Las elecciones de mañana no van de amigos o adversarios de Franco, que por mucho que insistan los rentabilizadores de tumbas no tiene intención de volver. Tampoco tratan de izquierdas generosas y derechas cicateras, amigas de los privilegiados. Fíjense un poco y verán que no faltan privilegiados de izquierdas en el mundillo cultural, en los medios de comunicación, en los puestos de gestión que nunca cambian de manos y sobre todo entre los aprovechateguis que proclaman identidades maltratadas para subvencionarse mejor. Ni por supuesto consisten en votar a quienes prometen más de lo que sea sino en apoyar a los que expliquen cómo pagaremos lo que necesitamos sin crear desigualdades entre españoles y sin desfondar el país para nuestro futuro europeo. Lo más urgente es frenar con decisión política y legal a los que pretenden descuartizar el Estado para expoliar a los compatriotas de sus derechos y apropiarse en exclusiva de lo que han conseguido gracias al esfuerzo de todos y ahora quieren disfrutar solos.

Sigo pensando que, entre los partidos constitucionalistas (o sea, que no solo soportan la Constitución por imposición legal sino que la defienden por convicción política), Cs continúa siendo necesario. Ahora han decretado que está a la baja quienes profetizan de acuerdo con sus deseos hasta lograr que se cumplan. Lo mismo hicieron en su día con UPyD, limpia y precursora, a la que los mensajeros del bipartidismo (es decir, la mayoría de los comunicadores) declararon ya descartada para que finalmente lo fuera. Pero hay un índice que no falla y marca lo recomendable: la animadversión preferente que tienen a Cs los nacionalistas de todas las latitudes y el lumpen de izquierdas y derechas. Por sus enemigos les conoceréis...

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