22 septembre 2017

Montaigne para demócratas

EN estos momentos no viene mal asomarse a los Ensayos (que debiéramos retitular por Ensayos íntimos o Ensayo de una intimidad). Claro que los que debieran leer esta cita, no la leerán, y a los que la lean, probablemente no les haga falta, porque ya la conocen.

"Nada oprime al Estado, sino la innovación. Sólo el cambio da forma a la injusticia y a la tiranía. Cuando alguna pieza se descompone, se la puede apuntalar. Podemos oponernos a que la alteración y corrupción natural de todas las cosas nos aleje demasiado de nuestros inicios y principios. Pero intentar refundir una masa tan grande, y cambiar los cimientos de tamaña construcción, es tarea propia de quienes para limpiar borran, de quienes pretenden corregir los defectos particulares mediante la confusión universal, y curar las enfermedades con la muerte" (Lib III, cap. IX. Traducción de JBayod. Acantilado, 2007).

Lo cual nos lleva a aquella conocida frase de d'Ors, gran catalán, sobre el champán y la gaseosa.

7 commentaires:

  1. Ni se curan las enfermedades con la muerte ni el cava sirve tampoco para el experimento de convertir un territorio en una divertida asamblea hippie

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  2. En el último capítulo de los Ensayos, capítulo 13, libro III, "De la experiencia", afirma Montaigne:

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    Y es el caso que las leyes se mantienen vigentes no porque sean justas, sino porque son leyes. Es el fundamento místico de su autoridad; no tienen otro. El cual les sirve muy bien. Suelen estar hechas por necios... siempre por hombres, autores vanos e irresolutos. No hay nada que sea tan pesada y ampliamente pecador como las leyes; ni tan ordinariamente. Cualquiera que las obedezca por ser justas no las obedece justamente por lo que debe. Las nuestras francesas, por su desajuste y deformidad dan lugar de algún modo al desorden y a la confusión... La autoridad está tan agitada y es tan inconstante que justifica de algún modo la desobediencia...
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    Bastante inmovilista y pusilánime era el gran Montaigne, sin duda, pero también sagaz y penetrante. Con qué lucidez observa el sentido de la ley, de "las leyes".
    [Utilizo la traducción arcaizante de Almudena Montojo, Cátedra, 2013]

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    1. Y puestos que estamos en ello: "Ama el Estado tal como es: si es real, ama la realeza; si es de pocos, o bien de una comunidad, ámalo también", etc. Del señor de Pibrac, citado y compartido por Montaigne, id.
      Y desde luego que lo que dice de las leyes está dicho cuando ni él podía soñar con la democracia. Se me escapa, de todos modos, si la cita traída aquí se refiere a todas las leyes, incluidas las de Referéndum y Desconexión, o sólo a las que tutela el Constitucional. Como se me escapaba ayer la comparación, con propósito jocoso, supongo, que hacía cierto crítico literario de ola locura de don Quijote con la de Carles Puigdemont.

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  3. Esto último no lo admito. Es un grave insulto a Don Alonso Quijano.

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  4. Puigdemont es más como un aforado Sancho Panza, ansioso por la idílica recompensa de una ínsula que resulta desproporcionada para sus atribuciones y su mérito:

    “A salvo está el que repica, y todo saldrá en la colada del gobierno”

    Leída entre líneas en la presente situación, la carta de Sancho a Teresa no tiene desperdicio. Y la condescendiente regañina de la duquesa al escudero en quien afea la codicia (y la réplica de este), tampoco.

    Sólo un fragmento:

    “Yo no lo digo por tanto, señora —respondió Sancho—, y si a vuesa merced le parece que la tal carta no va como ha de ir, no hay sino rasgarla y hacer otra nueva, y podría ser que fuese peor, si me lo dejan a mi caletre”.

    Hay Sanchos y Sanchos. El “Sancho” Puigdemont (menos prudente que el cervantino) rasgó la "carta" y la rescribió por cuenta propia, alegremente.

    Con la intención de dejar a España y Cataluña “desencantadas como la madre que las parió”. Y ello con un golpe únicamente.

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  5. Lo siento, pero también es un insulto a Sancho, personaje ignorante, pero lleno de sentido común , que sabe amoldarse perfectamente a las circunstancias con buen criterio, siempre fiel y buen consejero, tan entrañable como Don Alonso. A cambio otros utilizan su abundante cabellera para ocultar la evidente falta de neuronas...

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  6. Le escribo con la intención de proponerle una lectura. El libro de poesía del poeta y escritor Albet Compte titulado El Romancero Goliardo. Albert hace tiempo que nos dejó pero se que para él hubiese sido todo un orgullo que lo leyera ya que le tenía una gran admiración como escritor. Hoy en día solo se vende en un punto de venta. Si se anima le adjunto el link de donde encontrarlo y le doy las gracias de antemano por leerlo. https://m.casadellibro.com/libro-el-romancero-goliardo/9788493588410/1174025
    Evelyn Flor Asensio

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