Para la fototeca de Carlos García-Alix
DE las muchas fotografías de la guerra civil que todos conocemos, esta, encontrada el otro día en unas medio memorias, medio novela de los años setenta, era para mí inédita. La guerra como una película de Greta Garbo, la guerra casi ficción. Pero lo cierto es que, acabada la guerra, final cierto, la realidad siguió su curso con su novela. Esta, de una presumible brigadista (no creo que en España hubiese muchas mujeres que cumplieran estos tres requisitos: rubia guapísima, autesa y anarquista), hace que suspiremos por todas las novelas no escritas, esta, sí, una cruel derrota más que nos inflige el tiempo.
Alberto Sierra Agras y Eduardo Hidalgo me señalan que se trata de la segunda mujer de Arturo Barea, Ilsa. Gracias por la información.
RépondreSupprimerDe Ilsa se relatará mañana aquí un pequeña gran historia.
Pues yo iba a decir que si era posible el que efectivamente, fuera "la guerra como una película", protagonizada en este caso aquí por Analía Gadé. Pues más me parece ella cuanto más la miro.
RépondreSupprimerJ. Blas
He buscado autesa/o, y no encuentro esa palabra en ningún diccionario. ¿Se trata de una errata? ¿austera?
RépondreSupprimerNo, de auto, autista (en italiano), de autista, autesa. Lo de choferesa me desagradaba, por recordarme a CJC.
SupprimerCHÓFER / AUTESA, de acuerdo. Antes que la concreta y no siempre agradable de un señor, mejor recordar una lengua en general; y si es tan hermosa como el italiano, pues todavía mejor.
SupprimerRepitiendo el estúpido cliché, “It is the morpheme, stupid!”. Bromeaban esta mañana en la SER con la noticia del día 6 de marzo pero de 2029: la renuncia del Papa Benedicto no recuerdo si XXXII o XXXIV. Para remediar la grave situación de un Castelgandolfo atestado de eméritos, acaba postulándose una mujer para “PAPESA”, éste es el término que empleó el locutor. ¿Por qué no MAMA? Por el italiano tal vez y por corrección genérica: en el mismo término fundidos los dos sexos, oh. A falta de PAPAS, o sea, MAMESOS, se acerca la hora de MAMAS en el Vaticano, o sea, PAPESAS.
Impresionante.
RépondreSupprimerSi tras la guerra los franquistas la hubieran pillado, le habrían rapado el pelo y dado a beber aceite de ricino para vejarla mientras se le aflojaba el vientre. Eso como mínimo. (Bonito país el nuestro.) Espero y deseo que no sea el caso. ¿Qué fue de ella después?
RépondreSupprimer"De Hollywood o de Rusia,
RépondreSupprimerllegaras de donde fuese:
―Qué fue de tu vida, rubia.
Camino del Guadarrama,
aún parecen exigirla
los rizos y tu mirada.
Sin carne, mejor será
que alguien tus huesos novele
sin saber tu identidad…”
Identidad averiguada, maldición, chafado engendro. ¿Se me permite no retirar ese “―Qué fue de tu vida, rubia” más existencialista que machista o hollywoodiense? A ver mañana.
UNA BAJITA Y ROLLIZA SOCIALISTA AUSTRIACA CON UNA MELENA DE PELO RIZADO
RépondreSupprimer[Párrafo del largo artículo “Amenazados, ametrallados e inspirados. Los corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española”, de PAUL PRESTON. Con Ilsa en dos de sus fotografías; algunas curiosas y también alargadas.]
“El profundo compromiso de Barea con la causa de la República se vio minado por su salud, afectada por el exceso de trabajo, las preocupaciones y la precariedad de su posición frente a Rubio Hidalgo [Censor Jefe en la Oficina de Prensa Extranjera y Propaganda]. Tenía que compaginar las instrucciones del Comisariado de Guerra en Madrid con las provenientes de Rubio Hidalgo en Valencia. Barea dormía durante unas pocas horas en un camastro en su oficina y se mantenía activo a base de café, coñac y cigarrillos. Delmer describió a Barea como «un español cadavérico con profundos surcos de amargura alrededor de la boca, acentuados por la luz de la velas. Parecía la personificación de la españolidad: tenso y desconfiado, siempre dispuesto a sentirse ofendido». Las condiciones en que Barea desempeñaba su trabajo sólo mejoraron cuando se unió a él voluntariamente Ilsa Kulcsar, una bajita y rolliza socialista austriaca con una melena de pelo rizado, de la que terminó enamorándose. Ella no sólo le ayudaba con su dominio del francés, alemán, húngaro, inglés y otros idiomas, sino que también convenció a Barea de que la censura debía ser más flexible. Ilsa argumentaba que el convencional triunfalismo que imponía la mentalidad militar convertía en inexplicables las derrotas y a la vez en irrelevantes las dificultades económicas y las victorias de los republicanos. Sin mucha dificultad convenció a Barea de que transmitir la verdad sobre las dificultades del Gobierno en las crónicas, sería beneficioso a la larga para la causa republicana”.
http://cvc.cervantes.es/actcult/corresponsales/ppreston.htm
"Ser rubia es muy difícil..." así que, brigadista o amante de Rey.
RépondreSupprimerNi el físico de la chica, que de verdad se parece a Analía Gadé, ni el modelo del coche tienen el aire de 1936-1939. Quizá la foto sea una puesta en escena.
RépondreSupprimerPero sirve igual para que las imaginaciones echen a volar sin trabas.
Cuenta María Zambrano en "Carta de la Pièce",(correspondencia con Agustín Andreu), su encuentro con Simone Weil durante la guerra civil. Afortunado acercamiento entre seres tan afines.
RépondreSupprimer«He estado al borde de preguntarte si has leído a Simone Weil y si la quieres. Yo la amo y Araceli estaba más cerca de ella que yo. Murieron por negarse a tomar alimentos y medicamentos (…)
(…) Durante media hora estuvimos sentadas en un diván las dos en Madrid. Venía ella del Frente de Aragón. Sí había de ser ella. María Teresa (la mujer de Alberti) nos presentó diciendo: La discípula de Alain, la discípula de Ortega. Tenía el pelo muy negro y crespo, como de alambre, morena de serlo y estar quemada desde dentro. Éramos tímidas. No nos dijimos apenas nada. Ella era un poco más baja que yo; 1´59 he leído era su talla, la mía, un centímetro más y llevaba yo todavía tacones no muy altos. Era delgada como lo había sido yo, y no lo era ya en ese grado. Pero era Ara quien se le emparejaba. Las dos eran de las que dan el salto, como Safo»(…)
Y sin despeinarse , lo malo de ella es que tocara delante en el cine ; a pesar que lleva un bonito peinado .
RépondreSupprimerMe gustó " el honor de las injurias " de Carlos G- A , una visión histórica ajustada a la realidad y muy entretenida .
Saludos
¿En serio? ¿Que SW había dado el salto como Safo hacia el bollo ideal?
RépondreSupprimerTOLLE, lege:
Supprimer«Hay sólo dos instantes de desnudez y pureza perfecta en la vida del hombre: el nacimiento y la muerte. No se puede adorar a Dios bajo la forma humana sin mancharlo, salvo como un recién nacido o como un agonizante.»
Simone Weil, 1909 - 1943
Para morir en serio, Simone Weil y Araceli Zambrano se dejaron asaltar por el hambre quizá más que por el hombre. Nunca coincidí con Safo, pero he oído que pese a tener una hija, desde un buen peñasco saltó al mar con el mismo fin; si antes también lo hizo sobre alguna mujer “de florido seno”, pues enhorabuena. Libertad de isla, peñasco y salto, oh bollos, que ya han pasado veintitantos siglos y a todos nos sigue aguardando el mar.
SupprimerTambién a mi se me parece a Analia Gadé, aunque no se puede negar que recuerda bastante a Katia Loriz, la actriz suiza que rodó varias películas en España en los años cincuenta (algunas con mi pariente Raúl Cancio).
RépondreSupprimerMe cuesta trabajo aceptar que se trate de Ilsa, no la veo subida a un coche de la FAI coqueteando con la cámara y el cabello tan limpio y acicalado. A no ser que la foto sea anterior a su idilio con Barea.
Es Analía Gadé en la película "Las largas vacaciones del 36" de J. Camino. La foto corresponde a la secuencia en que Virginia (Analía Gadé) y su marido, Alberto (José Vivó), huyen de la Barcelona republicana para ir a esconderse hasta que termine la guerra en el pueblo donde están veraneando sus familiares. Escapaban en su propio descapotable, que aparece en la magen, al que le habían pintado las siglas CNT-FAI para simular que había sido requisado. Así, se supone que mediante esta ardid logran franquear los controles que los milicianos hubieran estacionado por las carreteras.
Supprimerexcelente fotografia de analia gade.. muy buena pelicula memorable
RépondreSupprimerPor si había dudas, esta foto del archivo de El País deja claro que NO se trata de Ilsa. Y yo que leía La forja de un rebelde con otros ojos desde que vi esta entrada...
RépondreSupprimerhttp://elpais.com/diario/2006/10/14/babelia/1160781430_740215.html
Una perfecta muestra de la cutrez habitual en nuestro cine y de la credulidad de algunos que aprovechan hasta las raspas con tal de "poner en evidencia" (véase al respecto el comentario ricinesco de más arriba que no tiene desperdicio salvo el que lo ha escrito) lo malos que eran los malos, que ya se sabe. La titi es una de Valladolid para más señas, y la peli es de tirar a la basura, entre otras cosas porque venga dios (así con minúsculas no se vayan a ofender los buenos que tanto querían las iglesias que las calentaban en exceso) y lo vea, digo, si en los años treinta los coches llevaban retrovisores y ¡como ese!. Oiga, es que ni las puerta del coche coincide con la época. Nuestros peliculeros, ya se sabe. Magnífico blog, por cierto. Gracias.
RépondreSupprimer