HACE cosa de dos o tres años José Luis García Martín viajó a bordo del Creoula, un lugre de cuatro palos, antiguo bacaladero destinado en la actualidad a labores de buque escuela. Al año siguiente lo hizo en el Cervantes Saavedra, bergantín-goleta en funciones igualmente de buque escuela, en el que costeó desde Marín a San Fernando. Leímos entonces las crónicas de aquella derrota, publicada una, si la memoria me no falla, en la Nueva España, y el resto, las del Cervantes Saavedra, en El Comercio de Gijón. Aquellas y otras páginas las ha reunido su autor en este nuevo tomo, "de cámara" lo llama él, bajo el título Enigmas con jardín, que edita de modo ejemplar la editorial Impronta.
El tomo lo abren, a modo de batería de un buque artillado, citas de diez escritores célebres. Leemos en la primera de ellas que "todo enigma es una respuesta a una pregunta que no sabemos formular", y de no saberla de Nietzsche podríamos creerla del propio JLGM, maestro en mixtificaciones, heteronomías y suplantaciones. La última es de Baroja. Siendo de Baroja, habla de Baroja, pero JLGM la recuerda porque sabe que habla igualmente de él y de este libro que tiene el lector en sus manos: "Yo nunca me he puesto a leer libros impulsado por el consejo de los críticos"... Teniendo en cuenta que GM se ha pasado la vida, como crítico literario, recomendando libros o disuadiendo de su lectura, nos arranca una sonrisa y suponemos que nuestro amigo no se habrá dado por enterado. ""En la elección de lecturas me he entregado siempre a la casualidad. Tengo una gran afición a los centones y a las misceláneas. A mí me sucede un fenómeno que no sé si es raro o frecuente. Una novela de Chateaubriand o de Anatole France no la puedo soportar, a pesar de sus perfecciones; en cambio una obra hecha de retazos, con descosidos, una obra que se puede empezar a leer por cualquier página, si está llena de la vida y la personalidad de su autor, nunca me cansa", dice Baroja y repite JLGM, y repetimos muchos otros con él.
El libro de JLGM es un libro de retazos y está impregnado de la personalidad del autor. A veces sus opiniones nos impacientan y exasperan y hemos aprendido, con los años, a no discutir con él (se necesita para ello la paciencia de Abelardo Linares), pero a menudo también lo oímos con atención y respeto, admiración y asombro. Si nos asombran sus muchas lecturas, no nos admiran menos sus exóticas experiencias. La de embarcarse en el Creoula y en el Cervantes está al alcance de bien pocos. Ni siquiera Baroja llegó a tanto.
Había decidido uno posponer la lectura de ese libro unos días por falta material de tiempo, pero pudo más la curiosidad y la curiosidad nos llevó ayer a subir a bordo. Cuando quisimos darnos cuenta, el barco había zarpado. Hemos seguido embarcados hasta la página 87, y lo que sabíamos del primer relato se ha confirmado. El autor se propone con sus crónicas entretener e ilustrar, recordar y hablarnos de nosotros haciéndolo de él. Libros, lecturas, opiniones, impresiones de viaje, retratos de compañeros de viaje, soliloquios, impromptus poéticos, paseos por las ciudades en las que atracan. Nos decimos: si JLGM se llamara de otra manera, si no tuviese a sus espaldas la leyenda que tiene, ese libro llegaría lejos, sería la suya una travesía de altura. Llamándose JLGM le será difícil. Claro que si no lo han apresado ni hundido a estas alturas, no lo harán ya, feliz él de ser el verdadero holandés errante de la literatura española.
Obligado a bajar a tierra, le queda a uno aún la mitad de la travesía. Nos encontraremos escritos que ya leímos en su día, evocadores de Ginebra o Zamora, Venecia o Avilés. No nos importa, porque sólo hay un placer mayor que el de conocer nuevos lugares: volver a los antiguos donde fueron hospitalarios con nosotros.
El placer es leerle a usted, AT, y darse cuenta de que para decirnos no hay pluma ni papel, la palabra fluye y llega, como por el aire, o como una sucesión de olas. Mis reverencias.
RépondreSupprimerParece que gracias a sus letras de charol mi fracaso en el Premio Café Gijón no me va a desvelar esta noche.
Pues a mí sí que me entran ganas de leer este libro de viajes impulsado por la opinión de ese fino crítico que es A.T., por mucho que un crítico sea "alguien que entiende de lo que no comprende".
RépondreSupprimerA García Martín lo seguimos habitualmente en su blog Café Arcadia. A veces -la verdad sea dicha- se pone un tanto pesado, pero en otras ocasiones nos deleita con hallazgos poéticos muy interesantes. Últimamente ha publicado (traducidos por él) poemas de Marilyn Monroe, y también poemas y aforismos de Friedrich Nietzsche. Algunos de ellos los hemos seleccionado para zUmO dE pOeSíA. Hoy, por cierto, publicamos uno (de Nietzsche).
RépondreSupprimerpues habrá que empaparse de ese nueva obra de García Martín y de sus retazos.
RépondreSupprimersaludos
Que a JLGM le gusta discutir y polemizar se puede comprobar entrando en su blog citado por Zumo de Poesía.Pero habrá que polemizar menos y leer su libro.
RépondreSupprimerJavier
No le falta razón , cuando uno usa internet para leer se vuelve un lector disperso, quieres leer por curiosidad y no reparas en nombres , la inmediatez y la casualidad te generan prisas por leer algo nuevo por lo que cualquier libro te parece un mamotreto . Personalmente lo que más me gusta leer son post , escribir en internet tiene que ser un reto para un escritor y hoy en día es casi imposible llegar a ser un " grande " sin trabajar la red , único acceso a la cultura que tenemos la mayoría .
RépondreSupprimerChao
Una precisión a lo que dice Costello: si por "llegar a ser un grande" se entiende, como se debiera, llegar a escribir algo realmente valioso, algo capaz de resistir, aunque sea en medida modesta, al tiempo, nada tiene que ver en eso la red ni ningún otro medio material (exceptuados si acaso un papel y un bolígrafo), y sí, en cambio, el talento y la paciencia. Si, en cambio, se entiende por eso el ser algo así como "una estrella mediática", bien podría ocurrir que tuviese razón, aunque yo sé de casos de escritores muy conocidos que no ocultan su aversión a internet y demás modernidades tecnológicas. Pero la "grandeza" (la verdadera, no la de relumbrón y fuego fatuo) no tiene, repito, nada que ver con eso. Y respecto a lo de que sea el "único acceso a la cultura", al menos en Madrid, donde yo vivo, hay bibliotecas públicas gracias a las cuales he podido leer muchísimos libros sin tener que pagar para hacerlo, o sitios donde se pueden ver con regularidad exposiciones o escuchar conciertos completamente gratis. Y me consta que eso mismo, en mayor o menor medida, ocurre en muchos otros sitios, aparte de que se pueden conseguir muy buenas ediciones de libros clásicos o modernos a precios muy razonables y en muchísimos lugares. De modo que lo del "único acceso", al menos en lo que se refiere a "la mayoría", vamos a dejarlo así, entre comillas.
RépondreSupprimerJLGM a veces nos deleita,a veces nos satura.Le sigo en los periodicos asturianos y recuerdo cuando publicó en el verano de hace cinco años una de sus exoticas experiencias,en concreto la asistencia a una orgia.Le resulto tedioso y descafeinado lo que presenció y no tardó en irse.
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