DOS días después de que fuese derrotada la candidatura de Madrid para organizar los Juegos Olímpicos de 2020, Novak Djokovic era derrotado en la final del Open de Tenis de Estados Unidos. Nótese el modo deliberado de plantear este artículo: nadie ha hablado aún de victoria, la de Tokio sobre las candidaturas de Estambul y Madrid y la de Rafael Nadal sobre el tenista serbio. De momento quizá sea más pedagógico empezar haciéndolo de las derrotas.
Recordábamos aquí hace unas semanas la frase del director de cine José Luis Cuerda: “Quien sabe perder lleva mucho ganado”. Los que vieran el partido Nadal-Djokovic de Nueva York en la madrugada de aquel lunes, advertirían sin duda la expresión de asombro e incredulidad del jugador serbio. Primero, cuando tras haber ganado el segundo set y tenerlo todo encarrilado para ganar el tercero, lo pierde en menos de un minuto; y media hora después, cuando, prácticamente sin lucha, entrega el cuarto, el partido y el campeonato. Era la mirada de alguien que no comprende cómo ha podido caer ante un jugador al que ha ganado tantas veces y respecto del cual probablemente se siente superior. Por suerte ahora Djokovic, cuando va perdiendo, ya no finge lesiones.
Dos días antes había sucedido algo parecido en Buenos Aires y en Madrid. Allí, en la sede de las deliberaciones del Comité Olímpico, y aquí frente a la Puerta de Alcalá, donde habían convocado a unos miles de personas a las que les habían vendido la piel del oso antes de cazarlo. A diferencia de la rivalidad Nadal-Djokovic, que sigue uno con el mayor interés, logramos esquivar el empacho del COE hasta el final. No obstante, al día siguiente oímos y leímos en muchas partes: “La victoria de Nadal resarce a España del fiasco de las Olimpiadas”.
Muchas son las diferencias entre uno y otro asunto. La más importante: los amantes del tenis sabían desde el primer momento que vencer a Djokovic iba a ser cosa harto difícil. Y desde luego eso lo sabía también el propio Nadal. Lo de las Olimpiadas, sin embargo, todos lo daban por hecho, aunque desde fuera era exactamente lo contrario. Nos imaginamos a l*s turbios miembros del COI oyendo el mitin esperpéntico de la alcaldesa de Madrid y preguntándose: “Pero y a esta señora, ¿de dónde la han sacado?”; o comparando el patético estadio de la Peineta con el olímpico de Tokio, o los presupuestos de Madrid o... No se quiere decir aquí que tiene más posibilidades de ganar quien va a perder, sino que sólo puede ganar quien sabe que puede perder. Por no referirnos a esa indecencia de comparar a quien, Nadal, todo lo consigue con su trabajo y sin un céntimo ajeno, contribuyendo como pocos con sus impuestos al bienestar general, con esa nutrida colla de burócratas, polític*s, timadores y comisionistas que llevan sangrando las arcas del Estado, contando trolas y viviendo del cuento de las Olimpíadas quince años. Y se le llama cuento aquí, porque viendo en qué quimeras lo fiaban todo, el de la lechera, a su lado, es más verosímil que La guerra de las Galias de Julio César.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 6 de octubre de 2013]
Sí pero lo preocupante es como nos hicieron creer que habían hecho un trabajo perfecto , nos tienen hipnotizados y tienen cuerda para ellos y sus herederos . De ganar , el discurso de doña Ana habría pasado a los Anales de la Oratoria , de hecho creo que doña
RépondreSupprimerAna ha escrito un libro de cuentos de Navidad , cuantos de Twain ,
Clarín con unos comentarios suyos al respecto para adoctrinar . Se suponía que doña Ana era una cara que vendía
Lo que me indigna es ver a unos políticos que nos tratan de despistar y engañar con proyectos de dudosa rentabilidad económica como los juegos olimpicos que casi nunca son rentables, excepto para los empresarios amigos, o proyectos como el de Eurovegas, yo no sé si con animo de convertir Madrid en una especie de La Habana de Batista. Lo que buscan sobre todo es tenernos entretenidos y embobados para que no nos demos cuenta de lo mal que está todo y con un poco se suerte que les volvamos a votar en las próximas elecciones.
RépondreSupprimerLa corte de los milagros. Patanes, incompetentes, sinverguenzas, ridículos engreídos, conseguidores, mercachifles, soplagaitas, trileros, y un largo etc, Esos son sus valores.
RépondreSupprimerSí, cuentos tristes, tristes cuentos son los que el aturdimiento cuenta. Aturdidos y cegatos andamos, sin saber, a diferencia de las abejas, dónde libar.
Supprimer“… destilan las fluidas mieles, / llenan las colmenas
de néctar dulcísimo”, dice el buen cuentista Virgilio acerca de la ocupación de estos insectos, de la forma ejemplar en que se entretienen, sabiendo fundir, en el mejor de los sentidos, ocio y negocio.
Si a lo engañosa que es sobre todo la derecha le añadimos que Nadal tiene un tic muy feo que consiste en estirarse los calzoncillos, otro que busca alinear compulsivamente sus botellas de agua, juega un tenis mucho menos elegante que Federer y además tiene la desgracia de ser español, no me extraña que nis compañeros precedentes prefieran ignorar al único héroe que tenemos. Coincido plenamente en que fue lamentable la Botella en toda su intervención y resultó vergonzoso su inglés, tan paupérrimo como el de Rajoy y Zapatero. Pero informo a los incrédulos que ese saco de patatas que nos pone de rodillas desde Berlin ignora el inglés con la misma desfachatez.
RépondreSupprimerPor cierto, el jueves, cuando acudí al interesante Museo Naval y en el panel que con todo detalle mostraba la gesta de Blas de Lezo, descubrí el prólogo que para explicar la proeza se enredaba en ese remilgo avergonzado y acomplejado tan genuinamente español, me puse de muy mal humor. Se ve que los genes los tenemos enfermos desde tiempo inmemorial y seguimos sin mostrar el menor interés en buscarles un tratamiento de curación. Nadal y Blas de Lezo, casi casi una vergüenza para la mitad de los españoles, por prepotentes, fascistas y sacamantecas. ¿Será verdad que Europa termina en los Pirineos? ¿Cuántas estatuas veríamos en plazas de pueblos ingleses y franceses de haber nacido Rafa en Manchester o Marsella?
A mi el mitin me produjo un efecto gregorizante , no me atraía pero desde entonces la encuentro una mujer sensual y con un excelente sentido del humor .
RépondreSupprimerLos japoneses son unos genios , pedazo flor le pusieron a Rajoy en el ojal , tuvieron el detalle de ponerle aquella canción que dice :
Una mentira y un credo
por cada espina del tallo
que injertándose en los dedos
una rosa es una rosario .( Mecano )
La calle Larios de Málaga ayer tarde llena de cabras:
RépondreSupprimerhttp://ohmygoat.diariosur.es/
También por ser domingo, muchísima gente. Un señor mayor mirando a otro señor también mayor, el que esto escribe, quizá sin venir a cuento:
--¡Cuánta cabra... y cuánto borrego!
A la Calzada en busca de Chiquito. Pero no estaba.
Desear, esperar, planear, programar, competir, ganar, perder, comparar, luchar.
RépondreSupprimerSoñar, respirar, mirar, leer, jugar, pasear, sonreír, acompañar, vivir.