ACABAN de publicarse dos antologías dedicadas a Luis Cernuda, de cuya muerte acaban de cumplirse cincuenta años. Una breve (Antigua imprenta Sur, Málaga, 2013), y otra que reúne a casi un centenar de poetas actuales (La Revista Áurea, Madrid, 2013). El que se reproduce aquí figura en esta última y fue escrito el pasado verano.
FINAL DEL VERANO
Hubo primero extremos movimientos
de tropas en el cielo.
Legiones apretadas de vencejos
y ansiosas golondrinas parecían,
entre gritos de júbilo, estar
preparando su anábasis.
De ayer a hoy el aire
se vació de vuelos. Qué extraña
su partida. El silencio que han dejado
cubre los negros árboles y montes
como cubren de sábanas los muebles,
fantasmales y blancas, de un palacio.
Incluso se diría que los últimos
en partir se olvidaron de cerrar
la puerta de los campos,
y ruedan por el suelo, como papeles rotos
en un final de fiesta, desoladas
hojas secas y abrojos.
Siguen sin cosechar algunas uvas
maduras en la parra y el perfume
opulento del nardo
se pierde entre las zarzas. Lo llamamos
otoño. Alguien aquí
tenía que quedarse y rendir cuentas
de momentos tan frágiles,
alquien también que cuando llegue el día
de salir al encuentro del invierno
y rendirle la plaza de la vida,
le diga con voz firme:
“Nada de cuanto vengas a llevarte
es en verdad valioso;
la alegría la dimos a los pájaros,
Enhorabuena. Nos lo pedimos para ZdeP.
RépondreSupprimerEl olvido está hecho de recuerdo como el otoño de humo de leña. Hermoso poema, contenido, denso, evocador. Precioso.
RépondreSupprimerInteresante. Me hace recordar uno que me gustó de Antonio Taravillo. El mirlo era objeto y más allá. También me ha recordado un poemario en Pre-Textos... Balada de golondrinas, de Eduardo Fraile.
RépondreSupprimerTodas estas conexiones o eyecciones mentales son placenteras. No acuso más que de un placer.
Tras un rato por la red a partir de Taravillo, atrapado un haiku: ¿quizá suyo? Verlo aquí su autor “legítimo” junto a otro apellido, no debiera importarle mucho: … Taravillo , Tarapiello …
SupprimerUn mirlo pasa.
En los ojos del gato
cazo su vuelo.
Y el DESEO de captar luminosamente ese vuelo, como "encendida sombra", al sentir de Cernuda:
Supprimer"Por el campo tranquilo de septiembre,
Del álamo amarillo alguna hoja,
Como una estrella rota,
Girando al suelo viene.
Si así el alma inconsciente,
Señor de las estrellas y las hojas,
Fuese, encendida sombra,
De la vida a la muerte".
Hermoso poema, sobre todos los versos finales. Es muy de agradecer a Andrés que sepa combinar con tanta sensibilidad las entradas generadoras de polémica y debate con las apaciguadoras, como la de hoy.
RépondreSupprimerSupongo que le divertirá comprobar con que espontaneidad entramos masivamente al trapo cuando de incendios y pirómanos se trata.
Sí, pero con la cuestión musical le noto algo ancladito...
RépondreSupprimerY ya que escribo, Cancio, le preguntaría en qué manera la música influye en su poesía.
RépondreSupprimerNo se puede pedir más... ¡Qué poema tan bonito!
RépondreSupprimer¡Gracias por este regalo!
Un saludo,
María
Disculpe pero no le entiendo. ¿A qué música y a quien se refiere? De música puedo hablar, aunque de poesía mucho menos.
RépondreSupprimerPensaba en que echo de menos una entrada de las adquisiciones musicales del autor. O tal vez, de lo que haya vuelto a escuchar.
Supprimer“… la alegría la dimos a los pájaros / y está a salvo”.
RépondreSupprimer―No sé, no sé ―dijo la golondrina meses más tarde.
Es preocupante que llegue el momento en que por la deriva de desapego del planeta y falta de vinculo con el mismo no haya escritores vivos que como usted tengan el arte de fusionar la añoranza , la naturaleza y los sentimientos humanos con un
RépondreSupprimerlenguaje sencillo y lúdico que facilita captar la emoción y el cariño
que usted ha puesto en el poema y a la vez sea un mensaje positivo y esperanzador .
Cuando elogias a alguien puedes parecer retórico , pero bueno creo he sido breve y nada panegírico . Espero que la gente que me lea no piense que soy un pelota . Hay que ser justos a la hora de valorar algo concreto .
Saludos
Creo que usted no es pelota sino preciso con las preferencias que tiene con respecto a la poesía. Esta pieza que ha publicado Trapiello no me parece que esté entre las mejores suyas. Sin embargo, me gusta e interesante me resulta lo que me ha evocado.
SupprimerY si me permite... es preocupante cuando la poesía de mala calidad cobra espacio desmesurado -no es este el caso-. Pero el género acuña también la catarsis, la herida, la complejidad lingüística...
No creo, por otro lado, que Trapiello se sirva de lenguaje sencillo. De hecho, anábasis no es un término de esas características.
Al partir en otoño, volando, las respetadas golondrinas se encontraban con los zorzales que llegaban a pasar el invierno en la jara y los olivos (y a ser cazados de diversas maneras). En pleno vuelo, el retorcido parloteo de ellas a los zorzales se les traducía a los niños en el pueblo no con estas palabras pero sí con su sentido:
RépondreSupprimer―Ay pobres, torpes y retorpes que al revés que nosotras, llegáis tantos para regresar tan pocos, ay, ay.
Tras dejar a los pardos zorzales hechos polvo, sí, parece que las oscuras continuaban el vuelo bien alegres. Que yo recuerde, de ellos no nos tradujeron ninguna contestación.
Disculpe, Cancio. Realmente pensaba en voz alta cuando mencionaba la música. Una renovada entrada acerca de las adquisiciones musicales -o nuevas escuchas- del sr. Trapiello me gustaría.
RépondreSupprimerAhora veo que ha estrenado nueva con Gómez de la Serna; agradable sorpresa.
Por otro lado, la reflexión de Silvio Salvatico es nutritiva. No creo que sea un pelota sino que valora el poema con precisión y según sus preferencias. Cosa que el autor de este blog disfrutará.
Es que solo tengo referencias de lo que me gusta porque soy aficionado de nuevo cuño , acabo de leer un par de poemas tuyos y me halaga te hayas dirigido a mí ; eso sí tengo facilidad para saber quien es un escritor , por eso te comento con la mayor sinceridad y lo más humilde que pueda .
RépondreSupprimerPreferí añoranza que evocación , era una elección clara aunque no creo que tu " evocar " vaya por ahí . La palabra anábasis es como cuando Juan Ramon emplea medanos de oro , lo veo como un guiño , igual que tu empleas " tráfago cansino " en ese estupendo poema y gracias a esa palabra anábasis hago yo el artificio de colocar la palabra panegírico ( que aprendí de Chaves Nogales ) previo declaración de sencillez y definir( elogio retórico ) la palabra y eso incluso me da lugar a decir que no soy pelota y autentificar si era posible un poco más lo que dije , que es verdad . La aficción a La literatura es la mejor ya que siempre queda mucho que aprender y en otras aficiones se puede saber casi todo con mucho menos esfuerzo.
Un saludo NB , mi autor favorito es Borges y su espíritu ( y muchas ganas de contactar con él por mi parte ) me regaló la afición y la comprensión de la poesía , aunque leo poco.
Muy agradecido por las palabras y honrado me siento del interés positivo que suscitaron dos textos míos. Soy de la opinión de que el lector es uno de los intérpretes en esta labor y tú eres parte de ella. Con el plus de descubrirme nuevos mundos.
SupprimerA fuego lento
Sin otra cosa que esta carga
tráfago cansino
de tener a saldo un roto
adherido a los costados
demanda exigua de tu forma
de tu vida, de tus labios
de las duras penas que mantienen
la ponzoña y gloria
de una muerta.
Y por morir, desierta es
del surtido de la vida
tu deshabitada especie
que deshoja rosas tristes.
Cuerpo desgastado y mustio
vesanias y trajines
estiman oportuno
sentirte duplicada
y un alzar de flancos rotos
los despojos de esa musa
que acicala primaveras
con la gracia de la alcoba.
Es y fue este punto
el inicio
la partida y fin
una coma sin presencia
ni esos puntos suspensivos
todo congelado y frío
diría aún más, bajo cero.
Y yo ya llego tarde
como nunca así dicté
y por años que te dije
por lo menos son los míos
y por noches engañosas
por los días sin vivir
por inteligencia descompuesta
y la falta de inocencia
la condena es una plaga
extendida como un virus.
Pero estábamos hablando de Trapiello, Silvio.
RépondreSupprimerMe gusta mucho este;
El amor de las cosas
Y me senté por descansar del día
junto al gran ventanal
y estuve allí no sé qué largo rato.
Cansado estaba y triste y sin propósito
viendo correr el agua de la fuente.
Los del jardín eran colores foscos,
verdes que se enlutaban y unas rosas
al pie de una escalera por la lluvia
gastados. Y allí mismo, en un rincón,
bajo el naranjo agrio,
las viejas herramientas
que dejó el jardinero,
la esterilla de esparto y el hocino
de primitivo aspecto, curvo y negro.
Se deshacía el día en fino polvo
de oro, el agua por el canalillo
de barro apenas se atrevía al ruido
y a su torre volvían las palomas.
No era de noche aún, sino de azul,
de un azul muy intenso.
Vino el amor entonces
a mi lado a quedarse,
el amor de las cosas del huerto,
parte del cual estaba ya sembrado
y esperaba su fruto.
Pero de pronto una blanca lechuza
se desplomó del cielo
y me asustó su majestad al verla
detrás de unos laureles remontando;
hasta escuché sus fantasmales alas.
no era de noche aún,
el aire de azucenas perfumado,
y cerré la ventana
y ya no pude recorrer
mi corazón del todo.
"El mismo libro" 1989