"HA habido también lujo en las ligas de las señoras?" es otro de los breves tratados de este Trivio y cuadrivio. ¿Podría alguien no interesarse por un asunto tan prometedor? "Antiguamente se llamaban en España las ligas senogiles o genogiles, de la rodilla, ligagambas o sea atapiernas, jarreteras entre los militares, de atárselas más arriba de la jareta [jarrete] del pie, y también se llamaron apretaderas.
(...) Creíase antiguamente que los magos podían dar una liga encantada, por medio de la cual era fácil hacer mucho camino y sin fatigarse en muy poco tiempo o sea con estraordinaria velocidad".
Y así, leyendo, hemos llegado a saber algo que sólo ahora comprendemos en toda su importancia, asustándonos el recuerdo: ¿cómo hemos podido vivir hasta el presente en esta ignorancia?
"La Orden de caballería que hemos insinuado se formó de haber caído una liga a una dama y haberla cogido el rey, es la de la Jarretera o Jarretiera, nombre derivado del francés y que equivale a liga. Instituyóla Eduardo III, rey de Inglaterra el año 1345, bajo la advocación de San Jorge, patrón de aquel reino...(...)
"Sainte-Pelaye, nuestro padre Flores y muchos otros autores dicen que la ocasión de su institución provino de que en un gran baile, en que danzaban la condesa Alicia de Salisbury, a la cual el rey amaba en estremo, se la cayó una liga azul, que Eduardo levantó prontamente, y para manifestar la pureza de sus intenciones en aquella acción, que los cortesanos interpretaron a su modo, fundó la Orden de la Jarretera, dándola por divisa la misma liga, y por lema la espresión que en el idioma de aquel tiempo soltó enseguida de haberla cogido: Honni soit qui mal y pense. «Es un hombre sin honor, un mal caballero, el que piense mal de esta acción».
"Este hecho, sin embargo de ser generalmente creído, no se halla referido por ninguno de los escritores contemporáneos: así es que algunos autores cuentan su institución de otro modo".
Naturalmente el doctor Bastús nos contará ese otro modo, y aun cuatro más, a cada cual más fascinante, pues no parece de los que gusten de dejar las cosas a medio contar, como tampoco nosotros nos conformamos con el medio saber. Aunque me temo, amig*, que por hoy tú habrás de quedarte a dos velas, las mismas que apago ahora, soplando en ellas suavemente, antes de decirte: buenas noches.
No es fácil la marcha atrás: la liga de las mujeres ya la tensaba el big-bang.
RépondreSupprimerUN aplauso a quien hizo esa foto , los niños del 70 éramos eminentemente fetichistas y recuerdo en el Colegio como nos tirábamos por los suelos para ver la lencería de las profesoras dando lugar a escenas extravagantes . De hecho comprábamos sobres de artistas de cine en el quiosco " sobre porno " y el quiosquero nos lo vendía a la vez que nos recordaba que se estaba jugando la libertad por complacer nuestra lujuria ( solíamos ir a comprar en grupo ) y que estábamos cometiendo un delito ; el caso es que un día nos dijo que ya no tenia más sobres ya que la Guardia Civil lo estaba controlando y que lo mejor era que destruyéramos los cromos , así lo hicimos aunque fuimos subyugados por la magia del cine . La cosmogónia perdida , esa es nuestra catástrofe
RépondreSupprimerEn el principio era la liga tensada. Tuvo que pasar algún tiempo para que esa tensión se transformara en liguero, por imperativo categórico:
RépondreSupprimer«(…) Y puesto que nos hallamos en disposición de exponer las nociones que tenía Kant sobre economía animal, no será mal añadir otro detalle, y es que, por temor de detener la circulación de la sangre, nunca usó ligas. Sin embargo, como era muy difícil sostener tirantes las medias sin su ayuda, inventó para su uso un aparato extremadamente elaborado que voy a describir. En una pequeña bolsa, algo más pequeña que una bolsa de reloj, pero que ocupaba exactamente el mismo lugar que una bolsa de reloj, por encima de cada muslo, estaba colocada una pequeña caja, muy semejante a una caja de reloj, pero de menor tamaño. En esta caja habíase introducido un resorte de reloj de rueda en espiral, y en torno a esta espiral habíase colocado una cuerda elástica cuya fuerza se regulaba por un especial mecanismo. A los dos extremos de esta cuerda estaban unidos dos broches, que pasaban a través de una pequeña apertura de las bolsas, descendían a lo largo de los lados interno y externo del muslo e iban a anudarse en los ojetes colocados en la parte exterior e interior de las medias. Ya se comprenderá que maquinaria tan complicada hallábase sometida, como el sistema celeste de Ptolomeo, a trastornos ocasionales. Por fortuna, era yo muy capaz para remediar fácilmente estos desórdenes, que de otro modo hubieran amenazado la comodidad y aun la serenidad del gran hombre».
THOMAS DE QUINCEY, “Los últimos días de Kant”
En 1835 el cometa Halley fue un acontecimiento que cambió la forma de ver las cosas y la ciencia cobró importancia , según leí al respecto de Jacinto " Cinto " Verdaguer ( el Virgilio catalán ) coetáneo de Bastús . Twain nació y murió ( 1910 ) al paso del Halley .
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