SI alguna vez alguien tuviera que buscar para este mío algún antecedente, acaso no iría descaminado pensando en los almanaques de Stifter. Se leían estos en voz alta, cada día, a una reunión de gentes, por la noche, junto a la chimenea. Los presentes oían con atención y contento las historias del lector, siempre amenas, aptas para toda clase de públicos y sólo por eso dechados de virtudes narrativas.
No sé si son estos tiempos los más propicios para pensar en ello. Todo va muy deprisa, hay demasiadas distracciones a nuestro alrededor y ha dejado de haber fuego en las casas. A menudo es difícil distinguir el día de la noche, la soledad y la muchedumbre, el silencio de los ruidos, el niño del anciano.
A menudo me digo: aquí estás contando historias para nadie, como quien echa de vez en cuando un leño para no dejar apagarse el fuego. Alrededor un puñado de soldados taciturnos, después de la derrota, pensando en su Emperador, que alguien asegura haber visto muerto por una bala de cañón, bajo su caballo.
Si por mí fuese, publicaría cada día una de las entradas de este trivio y cuadrivio, cerca de mil doscientas, me daría para unos tres o cuatro años, pero... ¿será que sólo me llaman la atención a mí? ¿Han perdido su capacidad de encantamiento para todo el mundo?
Apenas abro el libro al azar, me encuentro con esta entrada. Todas vienen tituladas con una pregunta, en negrita y con sólo un signo de interrogación.: "Qué decía Carlos V acerca de la excelencia de las lenguas? Atribúyese a Carlos V haber dicho que: A Dios debe hablársele en español; en francés al amigo; en italiano a su dama; en alemán a los caballos, y en inglés a los pájaros". Es ya imposible apartar la vista del libro, se han avivado las llamas y crepita el fuego y las centellas forman su pirotecnia...
"Con esto al parecer quería demostrar el carácter particular de cada lengua, entre las cuales la española se distingue por su nobleza, la francesa por su claridad, la italiana por su dulzura, la alemana por su aspereza y la inglesa por el silbido de su pronunciación.
"Cuéntase también que un caballero castellano, anterior o posterior a Carlos V, siguiendo la misma idea sostenía, que en el Paraíso terrenal Dios habló en español, el hombre en francés, la mujer en italiano y la serpiente en inglés.
"Un proverbio, seguramente anterior a las espresadas locuciones, de procedencia oriental, como espresa Quitart, dice:«La lengua árabe es propia para adular a los hombres, el idioma persa para persuadirles, y la lengua turca para reprenderles.»
"La glosa añade que en el Paraíso la serpiente tentadora sedujo a la mujer hablándole en árabe; que Adán y Eva hacían sus declaraciones amorosas en lengua persa, y que el Ángel al echarles del Edén les habló en turco.
"En árabe fue como Mahoma escribió el Alcorán, pero en persa, ha dicho el Profeta del islamismo, se hablará en el Paraíso, por ser esta lengua dulce y elegante.
"También decía Carlos V: Tantas lenguas como se hablan, otras tantas veces es uno hombre; o de otra manera: Uno es tantas veces hombre, como lenguas sabe".
Decíamos ayer: esto es Cunqueiro. Y no, esto es también Cervantes.
Basta por hoy, amig*s, vamos a dormir, que madrugamos. Sí, amanecerá Dios y medraremos.
Las Viñas, 14 de noviembre de 2013. Luna llena. |
Todas las noches, antes de acostarme, vengo a leer su entrada como quien escucha un cuento para poder dormirse. Y aunque me lo imagino a usted, escritor, pensando: "Pobre, no tiene otra cosa más interesante en la que entretener su sueño", le doy las gracias por ese fuego que comparte conmigo.
RépondreSupprimerAl final tendrá razón Moratín con su famoso epigrama:
RépondreSupprimerAdmiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
Me fascinan las lenguas y me defiendo en alguna que otra, pero hay mucha mitificación en que, por hablar otra lengua, uno cambie de carácter o se comporte de otra manera. E igual cuando se habla de la psicología o el carácter de los chinos o de los bosquimanos en razón de la lengua que hablan.
RépondreSupprimerHay una gran falsedad en esas afirmaciones, ya que el lenguaje es hijo de la realidad y a la postre todos los idiomas utilizan recursos sustancialmente iguales.
En todas las lenguas hay nombres porque en la realidad hay objetos, hay verbos porque hay acciones, hay tiempos verbales porque existe el tiempo físico, hay adjetivos porque las cosas tienen cualidades. Y así en todas partes y en todas las lenguas. Lo demás es anecdótico, accidental.
Lo que cambia el carácter de la gente no es la lengua que hablan, sino las estructuras políticas, sociales, jurídicas y formativas del sitio donde viven.
Las diferencias de mentalidad entre un español y un iraní no se deben a hablar diferentes lenguas, sino a las estructuras generales de uno y otro lugar y a la educación que esas personas han recibido.
Sin lugar a dudas es usted un referente en este mundo cibernético. Un paladín de la palabra y la cultura. Criticón Lector
RépondreSupprimerSabicas vivió decadas en U.S. y no quisó aprender ingles , era gitano y fue una cuestión honor y algo anecdótico en la vida del genial guitarrista pamplones
RépondreSupprimerLos escritores argentinos que siendo muy buenos allá quieren alcanzar ese mismo rango en España tienen un handicap , que es él acento porteño de sus escritos ( eso me contó un argentino , que costaba mucho soltarle )
Me alegra que haya elegido Extremadura para tan hermosas veladas nocturnas...
RépondreSupprimer