20 novembre 2013

Roldán

VIMOS a Roldán durante unos años casi a diario. Fue así como llamó a uno de sus perros nuestro vecino, cuando puso de moda ese nombre aquella trama increíble de corrupción y desgobierno que culminó con la detención de Luis Roldán, el director de la Guardia Civil más famoso de su historia. Le echaron el guante, vendido por un espía que al parecer se quedó todo su dinero, una fabulosa cantidad de millones, en uno de esos países exóticos del que sólo conocemos su existencia por el cine. Cuando habla de ese dinero y del espía parece que dice la verdad, pero pocos le creen. La vida de ese hombre daría igualmente para una novela. ¿Buena, mala? Dependería mucho del novelista. Veinte años después de todo aquello y de los quince que ha pasado en la cárcel, Juan José Millás lo entrevistó para El País. Es, se nos dice, un hombre acabado y roto: "Estoy agotando las últimas vendimias de la vida" (dice él, o lo que JJMillás haya puesto de su cosecha), "espero el final con serenidad".
Lo que fue el viejo Roldán interesaba poco (aún recuerda uno las fotos de alguna de sus orgías, que cortaban el aliento por lo que había en ellas de casposo y plebeyo). Lo que sea el nuevo Roldán intriga. A la pregunta de qué leía en la cárcel, responde: "Leí a Nietzsche, a Kafka, a Hannah Arendt, todo el teatro de Sartre, Derrida, Jean Améry... Leí también todo lo que conseguí sobre personas que habían sufrido largos procesos de privación de libertad, no sé, Eugenia Ginzburg, Mandelstam, Larrina-Bujarina, Margaret Bauer Newman. Descubrí a Walter Benjamin. Y leía mucho la Biblia, los salmos, sobre todo". 
Mintió a menudo, cuando estuvo privado de libertad y antes. ¿Y ahora? Más que reconocer sus errores parece perplejo, no acaba de explicarse cómo los cometió, como llegó a degradarse tanto. Sigue leyendo la Biblia, parece, pero no dice nada del resto de aquellas lecturas. Quizá ya no le sirven. O sí. La novela, la que habla de la verdad de las personas, empieza cuando el periodismo cierra la puerta tras de sí.





14 commentaires:

  1. Con este repulsivo personaje pasa como con los etarras cuya indigesta excarcelación se comentaba el otro día en este espacio excitando el autor la ética individual de sus lectores desde un discurso que admitía muchas consideraciones, algunas tan compatibles como incompatibles en si mismas. No dije entonces, pero lo digo ahora, que toda esta caterva de desalmados nunca me producirán la menor compasión ni les admitiré credibilidad alguna mientras no practiquen esa vieja recomendación que por intemporal tiene vigencia indefinida: pedir perdón y expresar sincero arrepentimiento.
    Que Roldán en esa entrevista nos ponga al tanto de sus nuevas inquietudes culturales y místicas como queriendo presentarnos la faceta humana de su miserable personalidad, más que dejarme indiferente me indigna en sumo grado. Si el infierno existe debería estar abarrotado de esta chusma cuya capacidad para vomitar cinismo es repugnante.

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    1. Que todo encarcelado pida perdón por sus delitos y exprese sincero arrepentimiento es un desiderátum que está muy bien, pero no son requisitos sin cuya existencia las garantías del derecho penal deban anularse.

      Cuando se impone una pena carcelaria, el Estado desea hacer dos cosas: retribuir y reinsertar al reo, pero solo almas muy cándidas creen que una cárcel sirva para reinsertar a nadie, antes al contrario, así que al final el aspecto que impera es la retribución, el castigo. Y cuando la pena impuesta acaba y al preso, por repugnantes que sean los delitos que haya cometido (y pienso ahora en Ricart, el compinche de Antonio Anglés en el crimen de Alcásser, que está a punto de salir por la anulación de la doctrina Parot), la sociedad, como decía mi vieja profesora de derecho penal "acepta el riesgo". Y personalmente estoy dispuesto a aceptar ese riesgo, porque creo que es preferible, con mucho, vivir en un país en el que se respetan las garantías constitucionales más básicas, como la del principio de legalidad, concretadas en el "nulla poena sine lege" y "lex certa", que sacrificar la libertad y la democracia en el altar de la seguridad.
      Saludos.

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    2. No he mencionado seguridad, sino moralidad y ética, que deben ser valores irrenunciables, más allá de modas temporales de los legisladores. La sociedad necesita creer en la justicia como concepto sagrado, pero ahora no cree.

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  2. Ah del país. Cosechas de Roldán y el periodista.

    “—Cuando se corrompió, ¿tenía conciencia de estar haciéndolo?

    —No reflexionas, formas parte del paisaje, de lo que ves alrededor. Haces lo que se hacía. (…) Yo consideraba que ese sobresueldo era normal.

    —¿Le parecía normal cobrar dinero negro procedente de las arcas del Estado?

    —En esos momentos era la práctica habitual. (…)

    ―¿Usted cree en la posibilidad de que el presidente Felipe González permaneciera al margen de lo que sucedía?

    —Imposible.

    —¿La corrupción era estructural?

    —La corrupción era y es estructural.”

    Excepto para quienes tienen la obligación de recuperar todo lo que robó (y de investigar las cuevas de todo alibabá), hasta que ofrezca algún fruto de sus carcelarias lecturas, a Roldán lo mejor sería olvidarlo, deseándole toda la salud posible a su edad:

    « cada diez o quince minutos interrumpe la conversación para ir al baño (“la próstata”, dice). Toma medicinas para la próstata, para la respiración, para la tensión, para la artrosis, para combatir los brotes de psoriasis y para la ansiedad. Padece, asimismo, de una presión intraocular (“uveítis repetitiva en el ojo izquierdo”, dice él) que requiere cuidados especiales. »

    ROLDÁN, LADRÓN. Olvidarlo por ejemplo con una palabra más:

    “LARDÓN. (Etim. disc.). 1. m. Impr. Pedazo pequeño de papel que por descuido suele quedar en la frasqueta, el cual, al tiempo de tirar el pliego, se interpone entre este y la forma, y es causa de que no salga estampada alguna parte de él.” (RAE)

    Nada, no hay forma de limpiar de lardones nuestras frasquetas.

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  3. Si un reo confeso y condenado cumple pena impuesta por el tribunal que lo juzgó, ya no hay delito, sale en libertad y la sociedad no puede reclamarle ninguna cosa salvo que cumpla le ley, sea Roldan o Mário Conde.

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  4. Con que devuelva lo que creo empezaría a creerle...

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  5. Había una sensación de impunidad, de inmunidad, de invulnerabilidad... que propiciaba el "todo vale". De ahí tantas cosas que pasaron, tantos saqueos que están en la mente de todos.

    La impunidad, la ausencia de límites... no es buena para nadie, ni siquiera para quienes la experimentan.

    Ojalá que esa época de desvergüenza política y social no vuelva nunca.

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  6. Que manera más obscena de presumir de barriga , los mafiosos de está calaña como mucho leen a Maquiavelo y este menda tiene geta de Gil . La guita la tiene a buen recaudo . Juicio a los mossos y a la policía municipal de Madrid , en España siempre se daba por hecho que policías y militares eran impunes y no debe ser así . Tengo claro que si Roldán hubiese sido del PP no habría caido tan fácil ya que saben defender a sus feligreses como nadie y hay que ser muy honesto para que el PP te admita en su seno o coseno . Los castigos a los corruptos deberían ser trigenarocionales para poder condenar a la familia a la ruina y recuperar la pasta , de está forma se acabaría la corrupción ya que no pagaría solo el corrupto , es una solución extrema pero de harta eficacia y está claro que el que la hiciera se iba arrepentir sí o sí.

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  7. La justicia como el eterno retorno de las impunidades. Porque lo esencialmente delictivo siempre se esconde, justificándose. Unos cuantos chivos expiatorios son necesarios para que la rueda siga . Pero no habrá justicia mientras no haya "Justicia", en el sentido de dar a cada cual lo que como ser humano le corresponde. Eso a cada uno de los habitantes de nuestro planeta, a cada uno.

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    1. «Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte», dijo Platón ya hace algún tiempo. Desde entonces no se ha hecho otra cosa que marear la perdiz para que todo siga igual. Los “roldanes”, y la infanta “aforada” de España…, y la interminable hilera de gente desesperada pretendiendo cruzar la línea que la separa del paraíso.

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  8. La infanta es una mujer enamorada y no ha cometido un delito por el que otra española haya cumplido condena , Urdangarin ( una leyenda del balonmano) es un macho alfa , un lider con un coraje y fortaleza de acero, un empecinado; difícil que alguien le diga que no a la cara , eso sí : que devuelvan lo escamoteado . De todas las maneras el que esta gente este en el disparadero habla de la grandeza de España , que los demás no son más listos ni más guapos .

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  9. Qué poderío, debe vivir en la cárcel en una suite, parece que va en un ascensor privado y secreto, como un James Bond de "las finanzas" con gafas de moscardón, es como un matón, la arrogancia, quién cree que ha leído a Arendt con esa pose. En Brasil a los condenados les reducen las penas en la medida que cultiven su jardín, pero no vale que hagan listas, para que las lecturas sean efectivas en las rebajas de penas deben entregar un texto resumen de lo que han comprendido.

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  10. Con retraso quisiera dejar constancia en este asiento de una peripecia editorial del tandem Roldán/Millás.
    Hace unos cuatro años Millás recibió el encargo de una muy importante editorial para escribir un libro sobre nuestro personaje.Inició su trabajo y durante un tiempo acumuló bastante material para el mismo. Hasta que un día, por razones que desconozco,se presentó en la editorial entregó sus papeles,o lo que fuese, y anunció que no estaba en condiciones de llevar hasta el final el encargo.
    No hubo manera de disuadirle, y los de la editorial optaron por llamar a un tercero para continuar la tarea.Éste examinó el trabajo de Millás, no encontró nada extraordinario y se puso manos a la obra con el encargo.
    Ignoro como lleva de avanzado el mismo, pero si me consta que la publicación en El País de la entrevista, le ha sorprendido desagradablemente.¿Con qué motivo se ha publicado?. Yo pienso que este Roldán no da puntada sin hilo y si no recuerdo mal, esa entrevista llevaba una columna de apoyo de José María Irujo, que de este tema debe saber bastante, donde concluía que Roldán es un mentiroso por naturaleza y no se le puede creer una sola palabra.
    ¿Habrá libro?. ¿Que se reservará en él?. El tiempo lo dirá.

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